Ir al contenido principal

BUSCA, COMPARA Y COME TIGRETONES

Se llama Joaquín Arena Bermúdez y de pequeño era el “gordito” de la clase. En su etapa púber fue “Juan Valdés”… los granos por toda la cara le regalaron el mote. Más tarde, en la facultad se hizo “malote”… pero su apodo no fue el que pretendía, sino “el cadenas” (por fantasma). En su primer trabajo sufrió un ataque de miopía; se convirtió en el “topo”. Cuando decidió dejar la operadora móvil, por la barra de un bar de copas se convirtió en “tirante, el manco”; resulta que le dio por comprarse las camisas con mangas muy muy largas…

Hoy no sabe quién es. Pero ha descubierto que se le da muy bien comprar a los mejores precios. Se ha convertido en “el asesor” del barrio. Las señoras/es le buscan, le llaman, le envían correos electrónicos. Ahora se ha montado un blog en el que ofrece millones de comparativas… y si no figuran, te las busca. Te las encuentra. En otras palabras: busca, compara y si encuentra algo mejor… lo cuelga en su bitácora.

Ayer le entrevisté… a lo Jesús Quintero. Trataba de rebuscar en su lado oculto. Me confesó que sus padres no tenían un crucifijo sobre la cama, no. Sobre ellos, por sus almas velaba una foto de Manuel Luque. Sus amigos le puteaban de pequeño; le robaban la comida en el colegio. Era de los que ponían el dedo en el bocadillo para que el gorrón de turno no atravesara el límite con su dentadura. Directamente le arrebataban el cuerno, el sándwich, la palmera, la caña o la bolsa de triskis. En mitad de la entrevista se puso a llorar. Decidí entonces regalarle un Bony.

Comentarios

copifate ha dicho que…
A mi este Joaquin Arena Bermudez me suena de haberle visto por mis adentros, a trozos, no entero. Y otros trozos en otros adentros. Me ha dado también mucha pena, trátalo bien. Es como un preso de Guantánamo.
Jesús Muñoz ha dicho que…
Cuando dices que lo entrevistaste no sé si lo dices en sentido literal o no, no sé si Joaquín Arena Bermúdez es real o no, pero en todo caso es buen personaje, estupendo personaje de los que dan mucho de sí en las novelas. No lo pierdas de vista. Un saludo.

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...