Ir al contenido principal

POR EL TÚNEL 2.0 DEL ASPAVIENTO

Estaba haciendo la cola de la ITV (Inspección Técnica de Vehículos), se me había pasado el plazo ordinario (en todos los sentidos) y la hora menos punta… así que no me quedaba más remedio que esperar con la calefacción al máximo. Unos se impacientaban, otros apagaban el motor y yo… intentando conectarme a Internet con el móvil; me han dejado uno de esos que lo tienen casi todo. Pero nada, imposible.

Así que como tenía tiempo y ganas de postear, agarré un kleenex especial para coches, un viejo boli bic que llevo siempre en la guantera y empecé a dar a aliento a la punta para cargar tintas. En Radio 3, Juan de Pablos amenizaba con el universo SKAToots & The Maytals, The Specials, Mandess… De pronto pasaron cinco turismos al túnel y avancé unos metros. Observé de lejos cómo un señor con mono azul dedicaba unos aspavientos (entiendo que codificados) a un conductor… seguí escribiendo.

De pronto caí en que había olvidado esa mañana comprar mi cuarto de queso de cabra. El móvil, ya no sin internet, ahora encima se quedaba sin cobertura. El conductor que hacía cola delante de mí se bajó para estirar las piernas, pensé, pero nada más lejos de la realidad. Puso los pies en el asfalto y se pudo a practicar claqué. Como su baile no cuadraba con la música que llevaba puesta, la quité. Bajé la ventanilla, aun a riesgo de pelarme de frío, y escuché el sonido que salía de su coche. Creo que era uno de los temas de la peli Cotton Club (Francis Ford Coppola, 1984).

Avanzaron tres coches más y el tipo del mono azul aumentó su ratio de aspavientos. Que curiosamente cuadraban, ahora sí, con la música SKA; en concreto con Bed & Breakfstman (Madness). Me reía y seguía escribiendo. Cuando llegó mi turno, los aspavientos se convirtieron en órdenes castrenses. Sé conducir y manejar el instrumental del vehículo, pero no he hecho la mili y nunca me ha detenido la policía…. Así que aquellas órdenes del operario de la ITV me producían un desasosiego brutal.

Me ordenaba que pusiera un intermitente y yo pisaba el freno, me ordenaba conectar las luces cortas y me saltaba el limpiaparabrisas… ¡Qué presión! Se me acercó y me dijo –más suave- que me calmara, que yo no había hecho nada malo… Al final me relajé, pasé la inspección y todos amigos.

Hoy, blogueando y googleando me encuentro con la bitácora de un tipo que practica aspavientos automovilísticos y recopila anécdotas de conductores nerviosos. Sigo leyendo y me descubro retratado y caricaturizado entres sus páginas; también al del claqué y otro más que al parecer tuvo que abandonar el túnel de inspección por apretones de última hora

¡Salud!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Capitán Garfio
Como sabes buscarme las cosquillas con lo del Ska,granuja,sabes que me tienes rendido con esas tres letras,que son las letras que estaria pagando toda la vida.
Yo he pasado muchas ITV,por mi trabajo,pues debo cambiar de coche digamos más frecuentemente que los demás.
Como poco habré pasado unas 8 ITV,en los 22 años más o menos de carnet de conducir.Un saludo.
PD. La canción,de "Bed and Breakfast Man",hera uno de los temas que tocabamos en mi grupo,bueno,ese y otro tema más de los Madness,"Our House"
Re..PD..Lo de "granuja" hera en plan cariñoso,espero no te haya molestado.
David Holguín ha dicho que…
Me alegré verte por Cáceres y escuchar tu charla. Te esperamos pronto.

Un abrazo

David Santos
www.13rosas.blogspot.com
David Holguín ha dicho que…
Te enlazo a mis blogueros favoritos

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co