Aquel cadáver sin cara, aquella cartera con una foto de Obama y un número se móvil sin la última cifra, ese olor a azufre, esa voz enfadada, aquella noche España había ganado a Holanda y Nacho Proscrito se encontraba en el callejón llamado Boulevard Basura. Arrinconado junto a un muerto.
Todo empezó con unas cervezas y unos cacahuetes, Nacho decidió contradecir al Tío Miserias. Y el Tío Miserias no es alguien que lleve bien que le contradigan, y menos aún si quien lo hace es su protegido. Pero lo soportó, porque sabía que aquella noche sacrificaría a su propio discípulo como pago al Diablo que salvó la vida de su difunta hija.
La señal era el gol de Iniesta. Así que a cuatro minutos de los penaltis emprendió el camino inverso al infierno. Con el abrazo tras el gol, el Tío Miserias durmió de un guantazo a su 'hijo'. No esperó a que Casillas alzara la preciada Fifa.
Le dejó en la dirección que Vuvuzelo le había indicado a través de un eructo con mensaje. El aliento del diablo, lo llaman. No tenía que matarle sino abandonarle. Del resto no debía enterarse. Y no se enteró porque el demonio Vuvuzelo le rebanó el cuello por sorpresa.
Aquel cadáver sin cara tenía algo familiar para Nacho. Las miserias estaban a la vista, porque el Tío ya no tenía la cara de esconderlas. Nunca las había visto de cerca. Tan explícitas. El número tuerto de móvil y la foto de Obama siguen siendo un misterio. Pero Nacho tiene un largo camino y todo el tiempo para descubrirlo hasta llegar al infierno.
Todo empezó con unas cervezas y unos cacahuetes, Nacho decidió contradecir al Tío Miserias. Y el Tío Miserias no es alguien que lleve bien que le contradigan, y menos aún si quien lo hace es su protegido. Pero lo soportó, porque sabía que aquella noche sacrificaría a su propio discípulo como pago al Diablo que salvó la vida de su difunta hija.
La señal era el gol de Iniesta. Así que a cuatro minutos de los penaltis emprendió el camino inverso al infierno. Con el abrazo tras el gol, el Tío Miserias durmió de un guantazo a su 'hijo'. No esperó a que Casillas alzara la preciada Fifa.
Le dejó en la dirección que Vuvuzelo le había indicado a través de un eructo con mensaje. El aliento del diablo, lo llaman. No tenía que matarle sino abandonarle. Del resto no debía enterarse. Y no se enteró porque el demonio Vuvuzelo le rebanó el cuello por sorpresa.
Aquel cadáver sin cara tenía algo familiar para Nacho. Las miserias estaban a la vista, porque el Tío ya no tenía la cara de esconderlas. Nunca las había visto de cerca. Tan explícitas. El número tuerto de móvil y la foto de Obama siguen siendo un misterio. Pero Nacho tiene un largo camino y todo el tiempo para descubrirlo hasta llegar al infierno.
*La imagen: El callejón (Genovés)
Comentarios
Sin estar familiarizada con el cadáver, hoy aplaudo (gritos no) esta reveladora frase: "Las miserias estaban a la vista, porque el Tío ya no tenía la cara de esconderlas". Genial.
El próximo capítulo .... ¿el número tuerto y la foto de Obama en blanco y negro? ¿es posible? .... seguiremos pendientes ....
Juana, habrá siguiente capítulo y tanto el número tuerto como la foto de Obama tendrán su sentido.
Salud! y gracias por seguir tan fieles al comentario!!!