No tenía mucho que hacer aquella mañana, así que se fue a renovar el pasaporte, no sin antes santiguarse ante su Diosa, su musa Cibeles, y pasarse después por la consulta de su dentista (también fisioterapeuta y psicólogo reconductor de intenciones). De entrada, un policía le advirtió de que el gesto de la foto no era serio y que tendría problemas en el extranjero con esa actitud.
-No es correcto sacar la lengua.
-Ya, pero es mi identidad.
-Ya, pero no es correcto, joven.
-Sólo quería hacer un homenaje a Los Ronaldos...
-A mí me gustaban
-Y a mí, de ahí la foto
-La lengua
-Sí
El agente se abrazó a Wenceslao Lacosta (nuestro protagonista de hoy) e inmortalizó el momento con su móvil. Los dos sacando la lengua. A continuación, una mujer con una camiseta medio llena y con cara de llamarse Florinda Hernanda se llevó a Julio Paralelo a una sala cercana para echarle una buena bronca. Después otra mujer con cara de no llamarse le llamó para darle el nuevo pasaporte.
-No se crea que por tener un pasaporte va a viajar más. Con esa cara usted no va a sacar la lengua en muchos países. Usted tiene una identidad quebrada y a mí no me la da
-¿Disculpe?
-Ya me ha oído. Donde las dan, la sellan. Y usted tiene una identidad quebrada
-Eso ya me lo ha dicho
-¿Me repito?
-Sí
-Me lo merezco
-¿El qué?
-Repetirme
-¿Eso se merece?
-Y tanto
Wenceslao quiso despedirse de Julio Paralelo, pero éste ya no salió de aquella sala. Con un pasaporte e identidad supuestamente quebrada se marchó a la calle Los Madrazo. Pensó en su musa; y ella le respondió con un beso en la oreja. Se repuso y cuando estaba subiendo a un avión -porque sí- empezó a notar como las identidades ajenas se desparramaban por los suelos. Pero él no se separaba de su cinturón.
-¿Me repito?
-Más que el ajo
Ella, que seguía con la misma cara de no llamarse, se había sentado a su lado. Y aunque Wenceslao quisiera negárselo a sí mismo, ella no le quitaba ojo. Observaba sus manos, su pulsación, el parpadeo caótico del ojo derecho, las anomalías propias de un tipo con la identidad quebrada, ese poro que no se cierra... ni cerrado, y tantos detalles más.
-No me niegues
-No me digas lo que tengo que hacer
-No me niegues
-Y luego me preguntas que si te repites
-¿Más que el ajo?
-Y que tu cara sin nombre
-Lo tengo
-¿El qué?
-Nombre
-¿Y qué? No quiero saberlo
-¿Por qué?
-Porque me estaría repitiendo toda mi vida, antes y después de que cante el gallo
-No me niegues
Después de negarla casi más veces que Pedro a Jesús, Wenceslao se encerró en el baño y no salió hasta el aterrizaje. Se aseguró de que ella ya no estaba y bajó. De nuevo en Madrid*, de donde no había salido en ningún momento, fue a ver a su musa. Y ahí comienza un nuevo episodio.
*Contrató un vuelo especial que circunvala Madrid y algo de Toledo sin salirse de la tangente. Es caro, pero alivia el mal del viajero que no lo es.
-No es correcto sacar la lengua.
-Ya, pero es mi identidad.
-Ya, pero no es correcto, joven.
-Sólo quería hacer un homenaje a Los Ronaldos...
-A mí me gustaban
-Y a mí, de ahí la foto
-La lengua
-Sí
El agente se abrazó a Wenceslao Lacosta (nuestro protagonista de hoy) e inmortalizó el momento con su móvil. Los dos sacando la lengua. A continuación, una mujer con una camiseta medio llena y con cara de llamarse Florinda Hernanda se llevó a Julio Paralelo a una sala cercana para echarle una buena bronca. Después otra mujer con cara de no llamarse le llamó para darle el nuevo pasaporte.
-No se crea que por tener un pasaporte va a viajar más. Con esa cara usted no va a sacar la lengua en muchos países. Usted tiene una identidad quebrada y a mí no me la da
-¿Disculpe?
-Ya me ha oído. Donde las dan, la sellan. Y usted tiene una identidad quebrada
-Eso ya me lo ha dicho
-¿Me repito?
-Sí
-Me lo merezco
-¿El qué?
-Repetirme
-¿Eso se merece?
-Y tanto
Wenceslao quiso despedirse de Julio Paralelo, pero éste ya no salió de aquella sala. Con un pasaporte e identidad supuestamente quebrada se marchó a la calle Los Madrazo. Pensó en su musa; y ella le respondió con un beso en la oreja. Se repuso y cuando estaba subiendo a un avión -porque sí- empezó a notar como las identidades ajenas se desparramaban por los suelos. Pero él no se separaba de su cinturón.
-¿Me repito?
-Más que el ajo
Ella, que seguía con la misma cara de no llamarse, se había sentado a su lado. Y aunque Wenceslao quisiera negárselo a sí mismo, ella no le quitaba ojo. Observaba sus manos, su pulsación, el parpadeo caótico del ojo derecho, las anomalías propias de un tipo con la identidad quebrada, ese poro que no se cierra... ni cerrado, y tantos detalles más.
-No me niegues
-No me digas lo que tengo que hacer
-No me niegues
-Y luego me preguntas que si te repites
-¿Más que el ajo?
-Y que tu cara sin nombre
-Lo tengo
-¿El qué?
-Nombre
-¿Y qué? No quiero saberlo
-¿Por qué?
-Porque me estaría repitiendo toda mi vida, antes y después de que cante el gallo
-No me niegues
Después de negarla casi más veces que Pedro a Jesús, Wenceslao se encerró en el baño y no salió hasta el aterrizaje. Se aseguró de que ella ya no estaba y bajó. De nuevo en Madrid*, de donde no había salido en ningún momento, fue a ver a su musa. Y ahí comienza un nuevo episodio.
*Contrató un vuelo especial que circunvala Madrid y algo de Toledo sin salirse de la tangente. Es caro, pero alivia el mal del viajero que no lo es.
**La imagen principal es parte de la portada del LP Saca la Lengua (Los Ronaldos)
***La imagen inferior: Holding on to Myself, 2006 (Peter Callesen)
--------
***La imagen inferior: Holding on to Myself, 2006 (Peter Callesen)
--------
Comentarios
Bravo
Gran post la verdad. Marco la casilla desaparecida de ‘qué bueno’ y la de ‘donde las dan, las sellan’, que me ha encantado.
Ah, y me gusta esto de las identidades quebradas, donde cada parte es un mundo.
(sé que hay un remedio contra las repeticiones pero lo he olvidado. Mi abuela se repetía poco y sólo lo dijo una vez)