Mirar de lejos y sentarse cerca. Mearse de risa y llorar de pie. Oler a esencia de romero cuando lo que te pide el cuerpo es supurar vorágines. Tirar los tejos a la menos deseada por nadie. Comprar sin ganas de vender. Arrasar cuando lo único que quieres es brindar. Saborear a todo trapo sin ánimo de lucro. Regalar después de agitarse y sacudirse hasta el último deseo altruista. Cruzar un pasillo de carbón.
Escupir hacia arriba y llevar a tu mejor amigo hasta del punto de partida. Tirar del carro que menos te conviene. Meter la cabeza en un estanque poco dorado y hacer pedorretas con una pajita del McDonalds. Coser un exabrupto a un relieve de pacotilla en una camisa de flores. Florecer a gusto sintiéndote incómodo con el tipo que más detestas. Sobornar a la parte más racional que poseas. Follar mientras piensas en el siguiente polvo.
Mascullar mientras te hablas claro a ti mismo. Desear ir a Las Vegas y pensar en el Greco. Escuchar rumores con música soul de fondo. Versar mientras proseas. Lucir mientras ocultas. Limpiar mientras paseas por tus más imposibles suciedades. Rastrear sin profundizar. Frivolizar con lo más frívolo de un átomo de profundidad. Trocear un verbo... Y emanar sujetos que siempre serán parte de tu propio predicado.
Anoche soñé que lo hacía.
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