...Ese sitio considerado inviolable. Único. Un espacio a salvo de estupidez. Y sin embargo, abierto a todo tipo de tontería; porque quién no necesita desprenderse de intensidades, aunque sea haciendo el mono. Es un lugar sin más y con menos aún... que perder, porque en realidad no tiene nada. Aquí todo el que va no regresa igual. Y aunque nadie se queda, que levante la mano quien no haya soñado con permanecer y cambiarlo todo de sitio.
La superficie es amoldable al tipo de neurosis que porte cada cual en el momento de estar ahí. No hay paredes, sino limitaciones. Hay mucho de qué hablar, pero poco que decir. A no ser que lo que se diga sea auténtico. No vale vomitar, para eso hay miles de solares dispuestos a rebotar el eco que sale de las entrañas. No hay barro, sino especias... Aquí se guisa y se come por cuenta propia. Vale mirar a través, pero sin pasarse.
Cuando se aleja, se va... Pero algo queda para siempre más allá de las ganas de volver y permanecer. Allí, en el lugar ocurre que la perenne sensación de transición se supera para pensar que por fin hay un fin, además de todo ese eterno camino por hacer. Y la implicación ya está conseguida. Algo que siempre pareció tan lejano y ajeno como imposible. Pero aquí 'sólo' encuentras lo que llevas/traes contigo. Que no es poco.
Comentarios
Qué bueno Dani. Gracias!
(En el lugar que yo he dibujado en mi cabeza, añadiría eso sí, que ‘no vale vomitar….pero se vomita’).
Yo quiero encontrarlo un ratito, creo que me vendría bien.
Y donde no pasa el tiempo.