
Pero a él no le asustan. Murió nada más nacer, argumenta cuando alguien (como yo, por ejemplo) le pregunta si no tiene miedo. El mundo del famoseo es intrascendente para él, pero no las oscuras actividades en las que incurren las más célebres figuras de postín. Aquellas que hacen, dice Pelayo, del medio pelo un pelo entero de lujo e invulnerabilidad de clase. Lo tiene claro, o medio claro, lo suyo es pillarles en sus muchos renuncios gracias a la información.
Pero lo más curioso de todo es que cada vez que aparece una noticia suya en la tele, en la prensa, en internet o en la radio... se desprende de ella y ni la ve, porque no le interesa. Ya no es suya, ha dejado de serlo en el momento que resuelve su objetivo. Periodismo basura sin ningún tipo de interés que yo mismo fabrico y alimento por innecesaria necesidad. Esta gente necesita que alguien le saque los colores. Que provoque una o varias contradicciones, y por tanto que queden en evidencia donde ellos sentían pisar terreno firme por la cara.
Recibe ofertas millonarias para colaborar en programas diarios sobre corazón y trapos sucios, pero él prefiere no implicarse con ningún empresario televisivo; porque asegura ellos y sólo ellos son los culpables de este campo de desperdicios y miserias. Tengo a uno, por cierto, en el ojo del huracán y tiene acento italiano.
¡Salud, Pelayo!
*La foto viene vía "Mundo Fotos"; es una escultura de un paparazzi en Bratislava (Eslovaquia).
¡Salud, Pelayo!
*La foto viene vía "Mundo Fotos"; es una escultura de un paparazzi en Bratislava (Eslovaquia).
Comentarios
Estupendo.