Se conocieron en el muro y él le hizo una perdida después. Ella nunca se ha recuperado de aquello en lo que él la convirtió. Una perdida, una arrastrada, una apestada después de haber visto expoliado su perfume del misterio. Aquello fue un equívoco. Sin embargo, años después todo ha cambiado. Él es ella y ella es él. Como suena. Y ahora, cada uno en su sitio, se han enamorado. Aunque a ella, ahora él, le sigue doliendo aquello...
De momento ella, antes él, no se acuerda. Pero lo recordará. Porque él, antes ella, en algún momento se vengará. No lo podrá evitar, es superior a sus fuerzas y fortalezas. La cicatriz no tapa la frescura de una herida que nunca drenó. Ahora se deja llevar por la pasión, pero llegará el momento en el que lance su daga. Ella se siente liberada, le pide perdón por actitudes pasadas, se excusa argumentando que en el fondo no era ella misma, porque era él quien actuaba. Pero no menciona el peor de sus males, de sus actos... ¡Lanzarla a la perdición!
Él está loco por ella. Y esa locura aderezada con resentimiento es una bomba. Dentro de unos días van a ir al muro. Cada uno por su cuenta. Él, antes ella, va a convencerla de que suba hasta lo más alto de la red... Y cuando estén juntos la arrastrará con él hasta el final. La caída acabará con ambos. Y de este modo, morirá una historia que surgió en un muro lleno de llamadas perdidas.
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*La foto viene del blog Inmigrantes al otro lado del charco.
PD.: Post basado en Equívocos del blog Me doblo otra vez... A ver si vuelve a doblarse y actualiza.
Comentarios
Reconozco que hoy no me enteré de nada. Releeré más tarde.