Por Fabio Carabeo
Mientras los magos de Oriente se paseaban por las calles del mundo, una señora vagaba desorientada y medio desnuda por una vía que jamás pisarán los Reyes. La mujer iba hablando sola; bueno, mascullaba más que vocalizaba, además tenía el dedo índice de la inseguridad metido en la boca, lo cual hacía más difícil entenderla. Pero creo que decía algo así como: Sí, sí, quiero la tabla de Baggamon con todas sus muñecas dentro... y repetía, Sí, sí quiero la tabla de Baggamon con todas sus muñecas dentro.
La escena me dejó bastante tocado. No me la quitaba de la cabeza y tuve que recurrir a la magia del Lexatín para ayudarme a desalojar el plano interno. Pero cuando se fue, en el fondo se quedó. Porque con la calma me levanté a tomar un chocolate (concesiones sólo válidas en noches de insomnio navideñas) y en la cocina volvió a escena nuestra loquita. Se sentó frente a mí dispuesta a dialogar. Seguía medio desnuda y con el dedo en la boca. Y yo, cagado de miedo, como Bruce Willis en El Sexto Sentido antes de morir a manos de uno de sus pacientes... desnudo.
Tranquilo, repitió la señora tres veces. No te va a pasar nada. Sí, estoy completamente loca, pero ni eres mi terapeuta ni yo tu ejecutora, sólo quiero mi Baggamon con las muñecas dentro. Lejos de tranquilizarme mi acojone aumentaba enteros. Y así fue hasta que se movió hasta la nevera, abrió la sección de verduras, sacó el juego de mesa, comprobó que Barbies y Barriguitas estaban juntas dentro de la tabla lúdica y se marchó; no sin antes decirme: Yo prefiero el Trankimazin pues el Lexatín me aleja demasiado de la lejanía de mí misma.
Obviamente aquello fue un sueño, pero ahora que me despierto veo en el árbol, en lugar de bolas de colores, piezas que no encajan. Joder, con los Reyes, voy a pedir la portabilidad de nuevo al gordo barbudo del Atleti.
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*La imagen la encontré de casualidad buscando por "Barriguitas vs Barbies" y caí en este post. Es lo que tiene la blogosfera... es un juego de Baggamon.
La escena me dejó bastante tocado. No me la quitaba de la cabeza y tuve que recurrir a la magia del Lexatín para ayudarme a desalojar el plano interno. Pero cuando se fue, en el fondo se quedó. Porque con la calma me levanté a tomar un chocolate (concesiones sólo válidas en noches de insomnio navideñas) y en la cocina volvió a escena nuestra loquita. Se sentó frente a mí dispuesta a dialogar. Seguía medio desnuda y con el dedo en la boca. Y yo, cagado de miedo, como Bruce Willis en El Sexto Sentido antes de morir a manos de uno de sus pacientes... desnudo.
Tranquilo, repitió la señora tres veces. No te va a pasar nada. Sí, estoy completamente loca, pero ni eres mi terapeuta ni yo tu ejecutora, sólo quiero mi Baggamon con las muñecas dentro. Lejos de tranquilizarme mi acojone aumentaba enteros. Y así fue hasta que se movió hasta la nevera, abrió la sección de verduras, sacó el juego de mesa, comprobó que Barbies y Barriguitas estaban juntas dentro de la tabla lúdica y se marchó; no sin antes decirme: Yo prefiero el Trankimazin pues el Lexatín me aleja demasiado de la lejanía de mí misma.
Obviamente aquello fue un sueño, pero ahora que me despierto veo en el árbol, en lugar de bolas de colores, piezas que no encajan. Joder, con los Reyes, voy a pedir la portabilidad de nuevo al gordo barbudo del Atleti.
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*La imagen la encontré de casualidad buscando por "Barriguitas vs Barbies" y caí en este post. Es lo que tiene la blogosfera... es un juego de Baggamon.
Comentarios
Me paró por la calle, sólo tres dientes pero muy grandes. Sonreía y hablaba con calma pero no iba a permitir que me fuera. No quería muñecas pero sí mis botines rojos..."se te ve tan cómoda dentro de ellos. Los quiero". Inquietante y real. Recuerdo que pensé que podía haber sido un personaje de por aquí.
Gran encuentro el tuyo, aunque sea en sueños.
Cyber: Ese bastante tiene con lo suyo, lo pienso. Lo de los lexatines, mejor para las irrealidades reales de noches imposibles de ficción.
Salud!!
En estos casos, me recomendaron, unos enanitos guardianes de blancanieves, sentarse cara a cara con la locura y comerse una manzana envenenada (sirve cualquier otro psicotrópico tipo el que comentas...).
M.
Y me gusta lo de que "algunos mecen al loco que llevan dentro hasta que se duerme" También inquieta.
Yo soy de Lexatin.