Esta tele, de hecho, antes de ser desmantelada, convivió unas horas en un montón de chatarra junto a unos candelabros que un día debieron ocupar una mesa barroca de alguien, también, muy cargado de adornos. Adiós a la tele analógica. A falta de señal, buenos son cables y más aún de cobre. El gran valor que ha concentrado este viejo aparato. Siempre hay algo que vale donde no parece residir valor, me dijo el chatarrero. Sin embargo, no me dio ni las gracias ni medio céntimo por mi vieja amiga.
Y yo no podía indultarla. Así que tedeté y ahí se quedó. No hace falta explicarlo. La abandoné y apagué para siempre. Pero con cariño y sin publicidad.
Salud digital!
Comentarios
Seguro que ha surgido un polígamo romance entre uno de los candelabros y las 625 líneas de tu vieja amiga.
Pero no lo veremos en los progamas del corazón. Es un romance íntimo, "con cariño y sin publicidad".
;-)
J.
Juanan, siempre dando en el clavo! Sé de buena tinta que candelabros y analógico aparato están siendo indultados por un romance imposible. A cambio: tardes catódicas a la retro usanza!
Salud!!