Hoy hace un año que Joaquín Presión descubrió el secreto. Desde entonces su vida ha cambiado por cierto por completo. Los que no le conocen me conceden el privilegio de hacer balance anual. Pues bien, el primer cambio importante a destacar es que desde entonces investiga en la cocina y además... cocina. Pero la cosa sigue.
Come y deja comer; duerme y deja soñar; permite y deja roncar; cae y se deja caer de vez en cuando por los mundos interiores que antes sobrevolaba. Más cambios: ha dejado de morderse la lengua para no callar y curarse la llaga culpable para siempre; lee programas de radio y escucha a sus amigos; estornuda con creces, sin mermas ni contradicciones. Bueno, eso ya lo hacía antes.
Constriñe y se deja; permanece y se va; vuelve y observa; se arrima sin resvalar; salazona y dimite cuando ha de hacerlo; se alegra y llora; ríe y mira; se entona y pierde cuando gana; doblega y repliega... Va al súper solo o acompañado. Se pierde entre las estanterías de hidratos.
Y ahí está el tesoro, el secreto. Cuando llegó a los ibéricos hace un año sin saber lo que se ocultaba entre carne de primera, la sorpresa fue tan mayúscula que jamás ha vuelto a ser singular. Se ha convertido en un sujeto que predica con el ejemplo. Y si queréis conocerle, no tenéis más que ir al súper de la zona y le hallaréis degustando y creando. Porque lo suyo es Comer, beber y amar... Ya no hay más vuelta de tortilla. Y hoy Bendita Picarda está invitada a cenar.
Salud!
Come y deja comer; duerme y deja soñar; permite y deja roncar; cae y se deja caer de vez en cuando por los mundos interiores que antes sobrevolaba. Más cambios: ha dejado de morderse la lengua para no callar y curarse la llaga culpable para siempre; lee programas de radio y escucha a sus amigos; estornuda con creces, sin mermas ni contradicciones. Bueno, eso ya lo hacía antes.
Constriñe y se deja; permanece y se va; vuelve y observa; se arrima sin resvalar; salazona y dimite cuando ha de hacerlo; se alegra y llora; ríe y mira; se entona y pierde cuando gana; doblega y repliega... Va al súper solo o acompañado. Se pierde entre las estanterías de hidratos.
Y ahí está el tesoro, el secreto. Cuando llegó a los ibéricos hace un año sin saber lo que se ocultaba entre carne de primera, la sorpresa fue tan mayúscula que jamás ha vuelto a ser singular. Se ha convertido en un sujeto que predica con el ejemplo. Y si queréis conocerle, no tenéis más que ir al súper de la zona y le hallaréis degustando y creando. Porque lo suyo es Comer, beber y amar... Ya no hay más vuelta de tortilla. Y hoy Bendita Picarda está invitada a cenar.
Salud!
Comentarios
Fdo. Un incapaz cocinero
Este es uno de esos post que escribes con la gran calidad y cualidad de hablar del de más allá o más acá, en el que te tropiezas varias veces con un "yo no lo hubiera dicho mejor".
Salud!