
Se acaban de dar la paliza. Ahora están tomándose un pollo en casa Mingo (muy cerca del río). Han roto la tradición porque lo normal es que se vayan con lo puesto, o sea, con los golpes; nada de reconciliaciones. Pero este año es diferente, son más adultos y apenas tienen fuerza para mantener la tradición. Quieren hablar. No de nada en especial. Sólo hablar.
-Eres lo único que me queda del pasado
-A mí me pasa igual contigo
-Es hora de despedirnos
-Sí
-Este será nuestro último pollo
-Y ésta nuestra última paliza
-Sí
-Te quiero, tío
-Te quiero
-Es jodido que sea así
-Sí, pero más jodido sería no decidir
-Seguro
-Hasta siempre, amigo
-Hasta siempre, cabronazo. ¡Cuídate!
-¡Salud, capullo!
No volverán a verse. Se han despedido. Hay momentos en que desprenderse de parte de uno mismo sale solo, como parte de un proceso natural. Pero Celiaco y Recuerdo han necesitado muchas hostias para saberlo. Pero ya es suficiente. Ahora que ha pasado el tiempo, no es tarde.
Comentarios