¿Recordáis el circo que se montó hace -más o menos- un año en la Plaza de la República Dominicana (Madrid)? Os lo recuerdo brevemente: un día apareció un ramo de flores en una de las jardineras de la Plaza; al día siguiente había dos más dos velas... horas después: una docena de ramos. El motivo parecía claro, con De Juana Chaos tonteando con los medios y con el Gobierno, había que recordar a los 12 guardias civiles que murieron en esta plaza por el atentado del etarra en 1986. El Mundo dio una de las primeras crónicas: "Ciudadanos anónimos depositan flores en una plaza de Madrid por las víctimas de De Juana".
Pronto, las floristerías de la zona, más los venderores ambulantes que olieron el filón floral, hicieron su agosto. También los "Todo a un euro" del distrito, que no hacían más que vender banderitas de España. No hay quien compita con los chinos en cuestión de producción rápida y además de insignias nacionales sacaron a la venta otro producto: un soporte para poder anclar las banderas en el coche o en cualquier lugar... Un éxito. El resultado: un cementerio adornado con banderas, velones y carteles con mensajes... imposibles. No olvidemos los tenderetes del PP regentados por sus militantes para pedir firmas ni las idas, ni la idas y venidas de políticos y medios de comunicación a la zona. Y un nuevo nombre: LA PLAZA DE LA DIGNIDAD.
Y antes de desvelar el verdadero motor de esta película, o cuadro, un apunte: desde el atentado de 1986 ningún político se había pasado, al menos oficialmente, por esta plaza. Tampoco había habído propuesta alguna ni del PSOE ni del PP para poner una placa conmemorativa... nada de nada. El año pasado, qué casualidad, rebrotaron los recuerdos.
He titulado este post LA VERDADERA TRAMA DE "LA PLAZA DE LA DIGNIDAD" no porque realmente la conozca... Para los que vivimos en la zona era una incógnita el cómo empezó todo. El caso es que he podido conocer un testimonio de una persona que confiesa haber sido el responsable. Resulta que Mario -vamos a llamarle así, porque no quiere revelar su nombre real- estaba esperando en el Vips de Príncipe de Vergara a su chica. Iba a pedirle que se casara con él. Tenía el anillo preparado y un tremendísimo ramos de rosas rojas. Sara llegó, entró en la sala de no fumadores, del Vips y se sentó ante Mario. "Estoy con otro", ya no te quiero. Sara fue certera. Desapareció. Sin poder reaccionar, Mario salió a la calle con el ramo y el anillo... ¿Ya os lo imagináis, no? Cabreado, tiró las rosas rojas sin pensar dónde lo hacía, y por supuesto, desconociendo las consecuencias... En la misma jardinera de la Plaza de la República Dominicana fueron a parar sus lamentos y sus intenciones nupciales.
La misma noche, una señora paseaba a su perro y observó el espectacular ramo sobre la jardinera de la plaza. Como venía 'con la mochila política cargada' e indignada por las huelgas de hambre de De Juana, pensó que alguien había tenido la dignidad de acordarse de los asesinados por el etarra. Subió a su casa, cogió unas flores que sus nietos le habían traído ese mismo sábado y una vela roja, y bajó a depositar sus ofrendas a la plaza...
*La historia es una completa ficción basada en una conversación que escuché en los alrededores de la Plaza.
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saludos.
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