Cuando uno se lee posts sobre Referentes I y Referentes II , la cabeza se convierte en un repaso humano. En una catarsis profesio-personal… de larga duración. Si algo –no sé si bueno, pero es lo que hay- tiene este invento de los blogs, es que puedes ‘despelotarte’ para los demás, pero también mirar hacia dentro. Claro, que nunca del todo. Ahí están las dosis personales de ficción aplicadas en su justa medida. De pronto te ves enganchado a la dinámica de escribir a diario; y de gratis te encuentras con artículos que te sorprenden hasta a ti mismo. Entonces llega el capítulo de los referentes y te preguntas por todas aquellas personas que han influido definitivamente en tu trayectoria.
Los ‘frikis’ de Cámara Abierta 2.0 estamos ‘condenados’ estos meses (hasta Julio) a comernos el coco sobre el futuro. Sobre lo que vendrá cuando nuestra querida “Güela” (como ella misma ha decidido autoapodarse) e irrepetible referente Georgina Cisquella se pre-jubile y nos deje huérfanos. En mi caso, coincido plenamente con Marta en cada palabra de su post. Como es obvio no se ha dado cuenta de que en este proceso, ella, a su modo, se ha convertido en otro referente.
Tras una agradable comida con mis compañeros en el comedor de ‘El Pirulí’, un servidor, como decía al principio, se ha puesto a hacer balance… Pienso en toda la gente que me ha ido ayudando a crecer como persona y como profesional. La lista es amplia y la guardo para otra ocasión si se tercia. Pero he querido ir al primero, al primer estímulo, al origen (al menos consciente).
¿En qué momento decidí que quería ser periodista? Tiene contexto y nombre propio. 1985: la agonía de la niña Omayra, atrapada en un charco de agua embarrada tras la erupción del volcán Nevado del Ruíz, en Colombia. EVARISTO CANETE (Reportero gráfico e histórico de los Servicios Informativos de RTVE) lo graba, lo cuenta. Su reportaje me atraviesa. Tenía 13 años y hasta ese día de mayor quería ser negro (como suena) y defensa del Atleti. También es cierto que por entonces colaboraba en un programa infantil de radio (Forma100 - Pozuelo) de la mano del 'experto' David Readman; ya andaba seducido por los medios de comunicación. Ese mismo día supe que lo mío iba a ser el periodismo. La mirada de Omayra no se borrará jamás de mi mente...
Los ‘frikis’ de Cámara Abierta 2.0 estamos ‘condenados’ estos meses (hasta Julio) a comernos el coco sobre el futuro. Sobre lo que vendrá cuando nuestra querida “Güela” (como ella misma ha decidido autoapodarse) e irrepetible referente Georgina Cisquella se pre-jubile y nos deje huérfanos. En mi caso, coincido plenamente con Marta en cada palabra de su post. Como es obvio no se ha dado cuenta de que en este proceso, ella, a su modo, se ha convertido en otro referente.
Tras una agradable comida con mis compañeros en el comedor de ‘El Pirulí’, un servidor, como decía al principio, se ha puesto a hacer balance… Pienso en toda la gente que me ha ido ayudando a crecer como persona y como profesional. La lista es amplia y la guardo para otra ocasión si se tercia. Pero he querido ir al primero, al primer estímulo, al origen (al menos consciente).
¿En qué momento decidí que quería ser periodista? Tiene contexto y nombre propio. 1985: la agonía de la niña Omayra, atrapada en un charco de agua embarrada tras la erupción del volcán Nevado del Ruíz, en Colombia. EVARISTO CANETE (Reportero gráfico e histórico de los Servicios Informativos de RTVE) lo graba, lo cuenta. Su reportaje me atraviesa. Tenía 13 años y hasta ese día de mayor quería ser negro (como suena) y defensa del Atleti. También es cierto que por entonces colaboraba en un programa infantil de radio (Forma100 - Pozuelo) de la mano del 'experto' David Readman; ya andaba seducido por los medios de comunicación. Ese mismo día supe que lo mío iba a ser el periodismo. La mirada de Omayra no se borrará jamás de mi mente...
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