Entre las columnas de noticias del martes, se escondía en El País un interesantísimo artículo de Fernando Savater titulado Reconquistar las aulas. Recomienda la lectura de El profesor en la trinchera (La Esfera de los Libros), de José Sánchez Tortosa. Después, su texto -el de Savater- es un manifiesto emocionante, una reivindicación imprescindible sobre el papel de los educadores en este nuevo siglo. Se pregunta "¿Hasta cuándo el resto de la ciudadanía dará la espalda a quienes defienden y conservan lo mejor de lo que somos?".
Cuenta que “ya existen familias que pretenden el derecho de no enviar a los hijos a la escuela y educarlos a domicilio”. No estaba al tanto, pero me ha puesto los pelos de punta pensar en esa posibilidad… ejecutada por algunos padres de manera completamente gratuita. Añade Savater que la “primera lección de la escuela es enseñar a los neófitos que no todo es familia y que así tendrán que vivir en adelante”.
Mientras leía esta maravilla de artículo me acordaba de ese anuncio tan traído últimamente en el que unos niños quieren reinventar el mundo. ¡Qué espanto! Uno de ellos, que no tendrá ni 4 años, asegura que a su hijo no le dirá que NO a nada. En fin. Sí, sé que sólo es eso, ficción, publicidad. Pero es precisamente este cheque en blanco, que algunos parecen otorgar a la "no realidad" con tanta frivolidad, la que me asusta. Parece que hay muchos padres en este siglo empeñados en consentir absolutamente todo a sus 'canis'.
No sé que hubiera sido de este mundo si me lo hubieran dejado a mí con 4 años. Un niño, con esa edad se tiene que dedicar a aprender, a observar, a recopilar y acatar límites y normas. Más que nada, porque si no hay normas no se pueden romper después. Algo completamente necesario para crecer y llegar a ser adulto. Y si encima, ahora se acoge alguien a la modalidad de suprimir maestros a favor de padres educadores… Sólo pienso en los 100 años de soledad que se avecinarían.
¡Gracias, maestros. Salud!
Cuenta que “ya existen familias que pretenden el derecho de no enviar a los hijos a la escuela y educarlos a domicilio”. No estaba al tanto, pero me ha puesto los pelos de punta pensar en esa posibilidad… ejecutada por algunos padres de manera completamente gratuita. Añade Savater que la “primera lección de la escuela es enseñar a los neófitos que no todo es familia y que así tendrán que vivir en adelante”.
Mientras leía esta maravilla de artículo me acordaba de ese anuncio tan traído últimamente en el que unos niños quieren reinventar el mundo. ¡Qué espanto! Uno de ellos, que no tendrá ni 4 años, asegura que a su hijo no le dirá que NO a nada. En fin. Sí, sé que sólo es eso, ficción, publicidad. Pero es precisamente este cheque en blanco, que algunos parecen otorgar a la "no realidad" con tanta frivolidad, la que me asusta. Parece que hay muchos padres en este siglo empeñados en consentir absolutamente todo a sus 'canis'.
No sé que hubiera sido de este mundo si me lo hubieran dejado a mí con 4 años. Un niño, con esa edad se tiene que dedicar a aprender, a observar, a recopilar y acatar límites y normas. Más que nada, porque si no hay normas no se pueden romper después. Algo completamente necesario para crecer y llegar a ser adulto. Y si encima, ahora se acoge alguien a la modalidad de suprimir maestros a favor de padres educadores… Sólo pienso en los 100 años de soledad que se avecinarían.
¡Gracias, maestros. Salud!
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