Deli (DeltaFib para sus amigos interneteros) salía a la calle después de haber pasado 48 horas seguidas delante del ordenador. La luz le molestaba y las personas con las que se cruzaba también. No era el primer día que se tiraba todo ese tiempo posteando, navegando y contactando con el mundo sin el mundo, al contrario, en los últimos meses se había convertido en una costumbre. Su novio la había dejado, harto de no poder conectar con ella.
Mari Trini la llamó por teléfono cuando Deli iba a coger el coche. Le advertía de que debía replantearse las cosas. Deli le colgó el teléfono, bueno más bien desconectó. Es lo que hacía con todos los cercanos últimamente. Fue a la compra a por los víveres de los próximos días. Cuando llegó a la caja, la cajera la miró con extrañeza. Deli se quedó sorprendida. ¿Qué miras? Tu cara, no estás bien. Estoy perfectamente. No. Que sí. Que no. Bueno, tú que sabrás. Más de lo que crees. Soy Zeta88, hola DeltaFib. Hostia, cómo me has conocido. Vi una foto tuya en google imágenes. Ah, la de la reunión. Sí.
Siguieron hablando mientras se iba formando detrás una cola considerable, pero de momento nadie protestaba. Hasta que Julián, el marido de Conchi, rompió el silencio. ¡Quieren terminar ya la cháchara, por favor! Ya vaaaa. Contestaron DeltaFib y Zeta88 al unísono. Deli llegó a casa. El ordenador se había apagado para siempre. Ella se desesperó tras varios intentos.
Lloró, pataleó y llamó a un servicio técnico. Lo siento, señora, tenemos órdenes muy estrictas de no atenderla. De quién. Es confidencial. No me joda. Adiós. Oiga, oiga… No me deje colgada. Encontró un post it que se había caído al suelo. Éste decía: “Estoy en huelga de hambre. Pulsa la barra espaciadora y pega la vuelta”. Fue al baño a mojarse la cara, cuando se secó se miró al espejo y su rostro era el de Zeta88.
Mari Trini la llamó por teléfono cuando Deli iba a coger el coche. Le advertía de que debía replantearse las cosas. Deli le colgó el teléfono, bueno más bien desconectó. Es lo que hacía con todos los cercanos últimamente. Fue a la compra a por los víveres de los próximos días. Cuando llegó a la caja, la cajera la miró con extrañeza. Deli se quedó sorprendida. ¿Qué miras? Tu cara, no estás bien. Estoy perfectamente. No. Que sí. Que no. Bueno, tú que sabrás. Más de lo que crees. Soy Zeta88, hola DeltaFib. Hostia, cómo me has conocido. Vi una foto tuya en google imágenes. Ah, la de la reunión. Sí.
Siguieron hablando mientras se iba formando detrás una cola considerable, pero de momento nadie protestaba. Hasta que Julián, el marido de Conchi, rompió el silencio. ¡Quieren terminar ya la cháchara, por favor! Ya vaaaa. Contestaron DeltaFib y Zeta88 al unísono. Deli llegó a casa. El ordenador se había apagado para siempre. Ella se desesperó tras varios intentos.
Lloró, pataleó y llamó a un servicio técnico. Lo siento, señora, tenemos órdenes muy estrictas de no atenderla. De quién. Es confidencial. No me joda. Adiós. Oiga, oiga… No me deje colgada. Encontró un post it que se había caído al suelo. Éste decía: “Estoy en huelga de hambre. Pulsa la barra espaciadora y pega la vuelta”. Fue al baño a mojarse la cara, cuando se secó se miró al espejo y su rostro era el de Zeta88.
*La imagen pertenece a http://deliriumoflithium.blogspot.com/
Comentarios
Zeta88 en el espejo ¿eh? UFFFFF
Me gustan mucho estas dos últimas ilustraciones, ah! y también la de la ameba blogera.... son muy.... eso ilustrativas