Da gusto tomarse unos chatos en Casa Paco (aunque te cobren un ojo de la cara , el del maniquí y parte del de tu acompañante) o unos vinitos con exquisitas tostas en La Camarilla. Vamos, en el centro del centro madrileño. Da gusto hacer turismo estos días por tu ciudad. Es posíblemente la única época del año en que se puede hacer así... a lo grande. Pasear, mirar hacia arriba o hacia abajo y descubrir detalles nuevos, comer torrijas de Mallorca o del bareto más cutre del barrio... y disfrutarlas porque todas están buenas; descubrir azoteas o fachadas que siempre han estado ahí y que nunca se ven por estar mirando para otro lado (normalmnte pa´dentro... producto propio del ensimismamiento moderno).
Como diría Esteban González Pons (Lo dejaba caer en una entrevista que le hicieron en El País Semanal), los ateos no tendrían que celebrar la Semana Santa. Demagogias aparte, cuando uno no es ni ateo ni lo contrario puede llegar a disfrutar de las surrealidades que dejan estas fechas, así como llegarse a contagiar de esa pasión ajena que en ciertos momentos se vive como propia. En mi caso, ver pasar a un muñeco de madera con peluca no me produce nada... pero como no soy capaz de aislar las cosas con tanta matemática... Termino por padecer el síndrome de la piel de gallina cuando se oye la voz del cantaor de saetas en mitad del 'paso' o 'simplemente' con el silencio envuelto en incienso irracional.
Ahora, mientras me como mi tercera torrija, al vino en este caso, y escucho un disco de Betty Carter, recuerdo que mientras paseaba por el Madrid de los Austrias a golpe de procesión, me pareció ver a Casimiro* charlando en una esquina con Martínez** ¿Será posible? No sé, pero está claro que estos días, la procesión va por dentro.
Salud!
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*Casimiro fue uno de los primeros personajes que pulularon por Mistervértigo. Ha muerto, pero su recorrido es grande. Hablaba solo y era un creativo de la vida.
Martínez está muerto, lo mató el turco por accidente, desde entonces vive en un limbo con forma de cafetería... a la espera de resolver algo que tiene que ver con un genio que de vez en cuando le sale del pene.
Como diría Esteban González Pons (Lo dejaba caer en una entrevista que le hicieron en El País Semanal), los ateos no tendrían que celebrar la Semana Santa. Demagogias aparte, cuando uno no es ni ateo ni lo contrario puede llegar a disfrutar de las surrealidades que dejan estas fechas, así como llegarse a contagiar de esa pasión ajena que en ciertos momentos se vive como propia. En mi caso, ver pasar a un muñeco de madera con peluca no me produce nada... pero como no soy capaz de aislar las cosas con tanta matemática... Termino por padecer el síndrome de la piel de gallina cuando se oye la voz del cantaor de saetas en mitad del 'paso' o 'simplemente' con el silencio envuelto en incienso irracional.
Ahora, mientras me como mi tercera torrija, al vino en este caso, y escucho un disco de Betty Carter, recuerdo que mientras paseaba por el Madrid de los Austrias a golpe de procesión, me pareció ver a Casimiro* charlando en una esquina con Martínez** ¿Será posible? No sé, pero está claro que estos días, la procesión va por dentro.
Salud!
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*Casimiro fue uno de los primeros personajes que pulularon por Mistervértigo. Ha muerto, pero su recorrido es grande. Hablaba solo y era un creativo de la vida.
Martínez está muerto, lo mató el turco por accidente, desde entonces vive en un limbo con forma de cafetería... a la espera de resolver algo que tiene que ver con un genio que de vez en cuando le sale del pene.
Comentarios
En verdad, en verdad os digo que en la cafetería de Martinez hay más parroquianos de lo que se cree y en estos territorios ibéricos muchas limbos como el de Martinez.
Firmado: El muñeco de la peluca.
Yo la procesión también la llevo por dentro,"como los gusanos de las bolsas de los pinos"...jeje
Un saludo
Capi
- perdona, sabes por donde va la procesión?
La respuesta está en este post, claro.
;)
Eva