A Perico Notre Dame le ha salido un hongo en el entrecejo. Luce, para taparlo, una tirita de Mikey Mouse entre la última arruga de la frente y el principio del tabique nasal. Se siente a gusto con su cubierta de plástico; le da un aire de malote, dice, pero con aires de sensibilidad animada, afirma. Es Perico.
David Chorra Damorte, su vecino, ha detectado una posible explicación. Mantiene la teoría, según explicó en la tertulia del domingo en casa Lagarto, de que Perico ha sido seducido sin ser consciente por una mujer del barrio: Manuela Perspicaz. Asegura que está en la “fase 2”, ese estadio en el que se acerca al “eso que me pasa, ¿no será por ella?”; pero aún le queda.
Ayer, Chorra, me llamó para darme un dato más: he pasado por delante de Perico en una ocasión y no me ha mirado ("y eso que estaba a menos de 2 metros de él"), porque tenía la vista enfocada en el fondo de la calle, por donde en ese momento pasaba Manuela. Se miraron los dos y se sonrieron. Se dijeron, en ese instante millones de palabras y las compartieron todas. Perico se acerca a la consciencia. Chorra dixit.
Hoy Manuela ha llamado para decirle que no se coma más la cabeza, que ella lo empezó todo. y punto. A continuación, al salir a por el periódico, me he comprado un café para llevar en el Café de Solís… y en la base del vaso de papel había una tirita de Mikey pegada. Dos mesas hacia atrás están Perico y Manuela sin cubiertas y reconociendo sendos caminos hacia la frecuencia de sus encuentros no casuales. Chorra se frota las manos y pide un descafeinado.
Salud!
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isabel