Ir al contenido principal

ALCANFOR PARA LAS ESTRELLAS

Terminó la conversación a su modo, sin escuchar nada a cambio... Mariela Zumbido no quiso saber más de lo que Antonio Jazz tenía que decir. No estaba ofendida conscientemente, pero sí en su fuero soterrado. Está loca por él, sin embargo dispone de un mecanismo que le permite no dejarse llevar por ansiedades traicioneras. Tiene claro que Antonio algún día se decidirá a dar el salto; y ella no tiene prisa.

Antonio Jazz, por su parte, hace lo que puede. En general, me refiero. Atiende a sus tortugas de Florida, escribe sus crónicas para el mundo del corazón, come ave-conejo al horno y charla con Mariela. Ayer, se quedó con la palabra en la boca, porque -comento líneas por encima- ella cerró sin concesión. Antonio sabe de sobra qué es lo que llevó a Zumbido a desconectar de aquella manera. Tampoco se altera ni pelea por convencerla de nada. Además no tiene nada claro que vaya a dar el "salto Mariela". Muchos factores -matiza en la carta que me escribe- tendrían que darse. Por ejemplo, que ella dejara a un lado parte de su devoción por los libros que no lee. Porque los que lee, le encantan, pero no los aprecia. Ya, es una incongruencia...

LA BASE DEL CONFLICTO... EL TRATAMIENTO

Y éste es el asunto. Mariela cerró la conversación sin escuchar nada a cambio porque Roque le aseguró que tiene un remedio para su "problema" (dijo). El remedio consiste en un tratamiento a base de bolas de alcanfor de Rich Mc.Aya*. Ingeridas en el momento del "éxtasis devocional" van corrigiendo la atención hacia lo que realmente importa. Que en el caso de Mariela es valorar los libros que se ha leído, no los que no lee.

Salud!

*Rich Mc.Aya es un profesor de la Universidad de San Yerdas. Es coordinador de la rama de investigación de knifitos pixotricus jergatum, que en el castellano viene a significar: bolas de alcanfor inteligentes.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La solución parece definitiva, si va a darle a las bolitas de alcanfor dejaran de gustarle los libros que no ha leído y los que ha leído también. Muy venenoso, normal que desvíe la atención hacia lo importante.

isa
Anónimo ha dicho que…
Confieso que soy adicto...a este blog. Entré un día que andaba buscando algo sobre las flores del rodhobisco y aquí me he quedado. Estoy contento, se está bien, me gusta mucho, claro, Daniseseña y también el garfio y juana, isabel es especial y ladelatin y eva también, tresenuno escribe poco y zapateta me hace reir, copifate creo que es pariente de alguién... y un tal juan va de sabiondo, ciberghost o así es un fijo que va por libre, bueno pues me dirijo a todos, incluida Cris, para preguntaros quien demonios es ese Roque que asegura tener remedios para Mariela Zumbido
Fdo.: "Hasidoelgordo"
Juana ha dicho que…
A mí es que lo del alcanfor nunca me huele bien, aunque la verdad no se porqué.
Anónimo ha dicho que…
No tengo ni idea de quién es, pero insisto, ¿alcanfor?, venga hombre!, ese lo que quiere es acabar con el(la) zumbido.
(Lo digo bajito que ya se sabe que en mr.vértigo los personajes se salen de los post con una facilidad asombrosa).
isa

P.D: "hasidoelgordo", a pesar de tu nombre ciertamente "acusica", seguro que tú también eres especial, gracias!.
Marian ha dicho que…
La cuestion es si antes de empezar el tratemiento se dará cuenta de que es importante empezarlo, o si el prospecto de las bolas de alcanfor forma parte de sus "libros" favoritos que no lee, o si el profesor ese es un farsante que la quiere...envenenar a base de bolas...
en fin, curiosa historia

Me gusta

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...