Éste es el post número 500: ¡Va por usted, Mister Mario!
A las 17 horas había entrado sin Tado Morcillo (su mejor amigo) ni con su hermano Zafio Delux en la Agencia de Peticiones y Disparates. Estaba dispuesta a todo por llegar hasta el final. Clara Delux sabía perfectamente qué tenía que pedir para que aquel disparatado día terminara de una vez por todas. Cuando llegó su turno, el número 99, pensó en el poco tiempo que le había dedicado a Zafio en la infancia, reflexionó sobre la putada tan gorda que le dedicó a Tado aquel 5 de agosto de 1999...
Se vio a sí misma desde lo alto del techo de aquel casposo edificio oficial (por el que parecía no habían pasado ni los 90 ni la primera década del nuevo siglo) envuelta en un saco de culpabilidades. Por la mañana había recibido un mail con un poder catárquico muy superior a los errores acumulados con los años. A 5 metros de la ventanilla de las Peticiones y Disparates, recordó la última conversación con Ernesto Frigodedo, su difunto novio. El orgullo y la opacidad que ella anteponía antes de salir a la calle cada día le llevó a tirar una relación de 15 años por el cubo de la basura orgánica. “Te comes demasiado la cabeza, Erni, vámonos de compras... las cosas volverán a su sitio por la noche”. Esa maldita frase...
Ya a medio metro, el silencio sepulcral en la respuesta de Ernesto Frigodedo apretó sus sienes antes de pedir. Murió sin más, de pronto cerró los ojos y se apagó, se apartó. Como un replicante al que le ha llegado la hora.
A las 17 horas y 36 minutos Clara salía por la puerta de la Agencia de Peticiones y Disparates con menos carga, pero sin dejar de recordar. Decidió poner fecha a momentos perdidos. Después recibió la llamada de su mejor amigo y ella contestó con gracejo: ¡No te cortes, dispara Tado!
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¡Hasta siempre, Benedetti. Ha sido un placer compartir siglos con usted!
A las 17 horas había entrado sin Tado Morcillo (su mejor amigo) ni con su hermano Zafio Delux en la Agencia de Peticiones y Disparates. Estaba dispuesta a todo por llegar hasta el final. Clara Delux sabía perfectamente qué tenía que pedir para que aquel disparatado día terminara de una vez por todas. Cuando llegó su turno, el número 99, pensó en el poco tiempo que le había dedicado a Zafio en la infancia, reflexionó sobre la putada tan gorda que le dedicó a Tado aquel 5 de agosto de 1999...
Se vio a sí misma desde lo alto del techo de aquel casposo edificio oficial (por el que parecía no habían pasado ni los 90 ni la primera década del nuevo siglo) envuelta en un saco de culpabilidades. Por la mañana había recibido un mail con un poder catárquico muy superior a los errores acumulados con los años. A 5 metros de la ventanilla de las Peticiones y Disparates, recordó la última conversación con Ernesto Frigodedo, su difunto novio. El orgullo y la opacidad que ella anteponía antes de salir a la calle cada día le llevó a tirar una relación de 15 años por el cubo de la basura orgánica. “Te comes demasiado la cabeza, Erni, vámonos de compras... las cosas volverán a su sitio por la noche”. Esa maldita frase...
Ya a medio metro, el silencio sepulcral en la respuesta de Ernesto Frigodedo apretó sus sienes antes de pedir. Murió sin más, de pronto cerró los ojos y se apagó, se apartó. Como un replicante al que le ha llegado la hora.
-¿Qué desea? Le preguntó a Clara un funcionario de Peticiones y Disparates.Cumplido el ritual, menos de un minuto después de las instrucciones:
-Muy bien, rellene este formulario, encienda esta vela, cruce los dedos y frótese la nariz con la falange del meñique derecho.
-Perfecto, pues ahora cuénteme, en qué podemos ayudarla.El funcionario acepta y lee. De pronto empieza a ponerse pálido, después rompe a llorar. El funcionario procedió con la petición de Clara, pero ya no estaba ahí... ese correo electrónico le había llevado a recordar. Entonces se le puso cara de estar recordando aquel día que tomó la decisión equivocada y a continuación un gesto de consciencia acerca de que el tiempo ha pasado, ya es tarde...
-Mire, esta mañana he recibido un email de un tipo que dice llamarse Payaso Mayestático. No le conozco, pero él insiste en que fuimos parientes antes de dejar de serlo. Me pide ayuda para recordar dónde dejó su carnet de identidad. Y qué quiere que le diga, deseo denunciarle por removimientos y perjuicios.
-Entiende que es un disparate...
-Claro, por eso estoy aquí
-No me ha dejado terminar la frase. Me refiero a que es un disparate sin más... y nosotros necesitamos más.
-Mire, lea el email.
A las 17 horas y 36 minutos Clara salía por la puerta de la Agencia de Peticiones y Disparates con menos carga, pero sin dejar de recordar. Decidió poner fecha a momentos perdidos. Después recibió la llamada de su mejor amigo y ella contestó con gracejo: ¡No te cortes, dispara Tado!
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¡Hasta siempre, Benedetti. Ha sido un placer compartir siglos con usted!
Comentarios
"Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas".
Enhorabuena por esos 500!!!
isa
P.D: denuncia por removimientos....Maravilloso.
por siempre en nuestras manos estará ya