Por Manuel Ed Fracaso
Gutiérrez me ha presentado a Gonga Púa Martínez. Sí, como suena y apellida. Quedamos en el bar La Toscana para crecer un poco. Así me lo plantearon. La gente normalmente queda para comer, cenar, comer y cenar, merendar, tontear, para ir al cine, de viaje o lo que sea. Pero ellos me propusieron quedar para eso… crecer. A priori me sonó tan absurdo e incluso pretenciosamente cursi, que pasé de ellos. Pero me arrepentí poco después y decidí investigar ese ‘menú’ de crecimiento. Siempre podía salir corriendo.
La Toscana es un garito curioso. Verde por fuera, blanco por dentro y no es pera ni espera a que te decidas a entrar. Tiene vida propia y si no pasas, tú te lo pierdes porque también está impregnado de magia, decadencia, buenos vinos, canalleo, tapas y unos baños infectos (con pintadas de los años 70) pero con personalidad. Si pasas el dedo por la superficie del portarrollos además de no superar la prueba del algodón, igual rascas hasta “medio gramo” con facilidad… depende el día.
En La Toscana se junta lo mejor y lo peor de cada casa. Te puedes encontrar al camello del barrio, Julio Mofas tomándose unas cañas con la señora marquesa del ático; a los más pijos del lugar con los más punkis… o no. También a gente que no va de nada con los que van de todo. La dueña, Quiniela Desfasa Anisete es una superviviente de la generación del 68 que aparenta 80. Pero es símbolo y todos la adoramos.
Y en semejante local quedamos para crecer. Nos sentamos en la mesa que está al lado de la máquina de tabaco (estropeada desde 1999; pero que forma parte del mobiliario y es muy útil para amontonar abrigos y lamentos). Nos pedimos 3 vinos de la casa (Quiniela nunca me ha confesado de dónde es, pero está riquísimo... de esos que tienen un cuerpazo picota a lo "Bobal") y nos dispusimos a crecer. Gutiérrez venía ya un poco crecidito, porque Púa le había confesado unos días antes su amor; ella en cambio necesitaba un empujón para seguir siendo adulta...
Lo más curioso es por qué acuden a mí. Necesitan crecer a la vez, al ritmo y compás de su propia realidad actual. Les interesó el caso "Entrecomillas" y ahora quieren destapar su propio asunto... Quieren que les investigue por separado para publicar en conjunto los resultados. Me han pedido que sea aquí en este espacio, MISTERVÉRTIGO. Y ahora digo yo, escribo en Periodismo Ficción, luego no existo... ¿Cómo hago para ayudar a crecer a estos dos si no sé ni dónde estoy yo, qué va a pasar con ellos? En fin. Les dije que sí, brindamos y ahora estoy pensando en ese "cómo" que me tiene loco. En cómo salgo de este lío, porque en teoría mi vida duraba dos posts...
La Toscana es un garito curioso. Verde por fuera, blanco por dentro y no es pera ni espera a que te decidas a entrar. Tiene vida propia y si no pasas, tú te lo pierdes porque también está impregnado de magia, decadencia, buenos vinos, canalleo, tapas y unos baños infectos (con pintadas de los años 70) pero con personalidad. Si pasas el dedo por la superficie del portarrollos además de no superar la prueba del algodón, igual rascas hasta “medio gramo” con facilidad… depende el día.
En La Toscana se junta lo mejor y lo peor de cada casa. Te puedes encontrar al camello del barrio, Julio Mofas tomándose unas cañas con la señora marquesa del ático; a los más pijos del lugar con los más punkis… o no. También a gente que no va de nada con los que van de todo. La dueña, Quiniela Desfasa Anisete es una superviviente de la generación del 68 que aparenta 80. Pero es símbolo y todos la adoramos.
Y en semejante local quedamos para crecer. Nos sentamos en la mesa que está al lado de la máquina de tabaco (estropeada desde 1999; pero que forma parte del mobiliario y es muy útil para amontonar abrigos y lamentos). Nos pedimos 3 vinos de la casa (Quiniela nunca me ha confesado de dónde es, pero está riquísimo... de esos que tienen un cuerpazo picota a lo "Bobal") y nos dispusimos a crecer. Gutiérrez venía ya un poco crecidito, porque Púa le había confesado unos días antes su amor; ella en cambio necesitaba un empujón para seguir siendo adulta...
Lo más curioso es por qué acuden a mí. Necesitan crecer a la vez, al ritmo y compás de su propia realidad actual. Les interesó el caso "Entrecomillas" y ahora quieren destapar su propio asunto... Quieren que les investigue por separado para publicar en conjunto los resultados. Me han pedido que sea aquí en este espacio, MISTERVÉRTIGO. Y ahora digo yo, escribo en Periodismo Ficción, luego no existo... ¿Cómo hago para ayudar a crecer a estos dos si no sé ni dónde estoy yo, qué va a pasar con ellos? En fin. Les dije que sí, brindamos y ahora estoy pensando en ese "cómo" que me tiene loco. En cómo salgo de este lío, porque en teoría mi vida duraba dos posts...
Comentarios
Susana
Cris
En realidad, sólo existe la ficción así que no tienes escapatoria (eludir al toro con la capa)Investiga a Gutierrez y a Martinez, Dª Gonga Púa y de paso a Dª Quiniela y ya nos dirás.
Fdo: "Hasidoelgordo"