¡Pero por qué le cuesta tanto a la gente callarse en el cine! Ya no hablo del clásico e insoportable fragor de las palomitas masticadas a boca abierta. No, me refiero a esos/as que necesitan comentar cada elemento de una película que les recuerda algo, que le despiertan un algo interior, que identifican una calle en la que han estado o que conocen de siempre, o decir que conocen a ese actor... y que les lleva a girarse hacia su compañero de butaca y comentar (a susurros o con tono normal) su hallazgo. A esos me refiero. ¡Pesados!
Su música suena más o menos así: Mira esa también salía en tal peli. En esa calle he estado. ¡Cómo le gusta a Woody Allen hacer tal o cual! Qué bien está ese actor... Ahora va a pasar esto o lo otro. Verás como la lía. ¡Qué floja es esta peli! No me ha gustado. No quiero hacerme mayor. ¿Te has fijado que al final... tal o cual?
¡Por qué no te callas! Me dan ganas de gritar, pero nunca me atrevo. Al final caigo en el cliché y también molesto tsssssssssss. Bueno, alguna vez sí les he preguntado si les queda mucho. Pero normalmente opto por tragar y concentrarme en buscar... la concentración en la película.
El sábado vi la última de Woody Allen. Me gustó y poco más. Me gustó que no es una peli nada redonda, como la vida. Me gustó el diálogo final de la hija con su madre. Me gusta ver en un patio de butaca las consecuencias de no mirar hacia adentro. Y reconozco que echo de menos unas pocas Balas sobre Broadway, un Acordes y desacuerdos, La maldición del Escorpión de Jade, y cómo no, Misterioso asesinato en Manhattan...
Admito que cada vez me cuesta más ir al cine. No soporto el ruido de la gilipollez en una sala de cine. Estoy exagerando, lo sé. Pero también sé que no recuerdo quién había a mi alrededor cuando, por ejemplo, vi en el cine Delitos y Faltas y lo aseguro, alguien estaría contándole su vida a otros en la sala. No sé si me explico. Igual merece la pena parar, al menos, un par de años y volver a hacer cine.
Su música suena más o menos así: Mira esa también salía en tal peli. En esa calle he estado. ¡Cómo le gusta a Woody Allen hacer tal o cual! Qué bien está ese actor... Ahora va a pasar esto o lo otro. Verás como la lía. ¡Qué floja es esta peli! No me ha gustado. No quiero hacerme mayor. ¿Te has fijado que al final... tal o cual?
¡Por qué no te callas! Me dan ganas de gritar, pero nunca me atrevo. Al final caigo en el cliché y también molesto tsssssssssss. Bueno, alguna vez sí les he preguntado si les queda mucho. Pero normalmente opto por tragar y concentrarme en buscar... la concentración en la película.
El sábado vi la última de Woody Allen. Me gustó y poco más. Me gustó que no es una peli nada redonda, como la vida. Me gustó el diálogo final de la hija con su madre. Me gusta ver en un patio de butaca las consecuencias de no mirar hacia adentro. Y reconozco que echo de menos unas pocas Balas sobre Broadway, un Acordes y desacuerdos, La maldición del Escorpión de Jade, y cómo no, Misterioso asesinato en Manhattan...
Admito que cada vez me cuesta más ir al cine. No soporto el ruido de la gilipollez en una sala de cine. Estoy exagerando, lo sé. Pero también sé que no recuerdo quién había a mi alrededor cuando, por ejemplo, vi en el cine Delitos y Faltas y lo aseguro, alguien estaría contándole su vida a otros en la sala. No sé si me explico. Igual merece la pena parar, al menos, un par de años y volver a hacer cine.
Comentarios
Lo malo del cine es que nos juntamos en un mismo lugar cientos de personas distintas con una aparente motivación común pero con mil interferencias propias de cada uno. Ruido de fondo difícil de silenciar.
NO VUELVO A IR AL CINE CONTIGO!!!!
De la que si salí "flipada" fue de "Origen", reconozco que el cine americano de "grandes efectos" me chifla .... que le vamos a hacer.