Ir al contenido principal

OBESIDAD CREADORA

Está gordo como un hipopótamo, aunque él (Ramón Pronombre) suele decir que está cebado como un hipotálamo. Bueno, son sus cosas. Acaba de terminar su obra Circulito, una fusión entre novela, escultura, disco pub y básico de otoño. Seguramente sea lo más original del mercado cultural; dicen los que le conocen bien. De hecho, se filtró información sobre el contenido y empezó a recibir tejos de abogados, congresistas, hosteleros y algún que otro agente de seguros.

Pronombre, sin embargo, no está satisfecho. Pesa 130 kilos y corre como una gacela. Sí, es algo contradictorio, pero así es. Y verle 'volar' por la calle, vestido de corto y zapatillas aerodinámicas, es un espectáculo único. Obeso confeso, lleva fatal sentirse ligero. Intentó solucionarlo tapando espejos y destapando dietas, pero terminó comiéndose la cabeza y esa misma semana pasó de los 100 a los 130 kg.

Un año y medio ha estado concentrado en Circulito. Día a día dando de comer a su criatura, regándola, hablándola, discutiendo con ella, arropándola... Pero esta noche a las 00 horas ha tomado una decisión importante. Después de correr durante dos horas seguidas ha llegado a casa, se ha sentado ante su Circulito y se lo ha comido con un poco de salsa barbacoa. En una nota escrita a lápiz me dice que ya está pensando en Cuadradito...

Comentarios

isa ha dicho que…
novela, escultura y... ¿básico de otoño?, jajaja. Me ha encantado!!!.

Voy a ver si cebo un poco mi hipotálamo y me sale alguna figura interesante.

Muy bueno, de nuevo un post que no se acaba cuando se termina de leer.
Anónimo ha dicho que…
El intérprete de nada y el impaciente inglés imaginan que acuden a la futura presentación de Cuadradito en el "Cuadrado de Bellas Artes"
Desde que leí el post de ayer me ha asaltado una compulsiva necesidad(redundancia?) de enlazar a los personajes. Perdón
Eva
Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
No hombre no.. un año de trabajo ¿para comerlo con salsa barbacoa? Tenía que haberse currado un poco más la salsa.

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...