
Cumplidos los 18 se largó a Mauritania, donde conoció a Razabella Fraguada. Ambos coincidieron en un campo de trabajo. Curiosamente ella había sido maltratada por los excesos de sus padres adoptivos. Excesos como restringir todo conato de emancipación desde sus primeros días. Y hasta aquí puedo leer. Ellos veían la tele sin más, cenaban, comían y desayunaban frente al televisor. Razabella siempre con ellos. Se acurrucaba entre sus colosales tripas y pensaba en lo blanda que era su vida. Pero conoció a un profesor que la animó a leer y salir del sofá cama. Con 17 se escapó y llegó a Nuakchott (capital de Mauritania). Se enamoraron con la primera mirada. Después también.
Hace unos años que se separaron por problemas estomacales adversos. Es una metáfora, o algo similar. Dejaron de aguantarse y menos tolerarse cuando ambos empezaron a sufrir unas pautas de comportamiento extrañas. Cruzaron sus traumas, digamos. Ella empezó a sentir necesidad de ir siempre acompañada al baño y él sufría ansiedad cuando apartaba la mirada de la tele.
Anoche ambos pincharon Telecinco y cayeron en Cayo Paloma. Algo vieron que les provocó una necesidad imparable de llamarse. Hablaron toda la noche, mandaron mensajes para votar por Matías (ese concursante argentino que ya pasó por Gran Hermano), se bajaron politonos y juegos; zapearon a la vez... mientras no dejaban de charlar. Cuando acabó el reality quedaron para tomarse un Caramel maquiato y se fundieron en un abrazo. Él es informático sin ánimo de lucro y ella es traductora de sí misma. Lo que el reality ha unido que no lo separe un superviviente más.
Salud!
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