Ahí va una imagen captada cerca de Puerta de Toledo, en Madrid. La composición, vamos a llamarla MOET y spray sobre asfalto, es de hace unas horas; y todo en ella está relacionado, me dice Casimiro* repetidamente mientras hago la foto. Todo, todo, todo está relacionado ¿Relacionado con qué? Le pregunto. Pero se va por donde ha venido, como siempre, por el primer plano secundario. El nuestro. Así que me quedo con un jeroglífico a interpretar y con una foto a la que no puedo renunciar.
Caígo en la cuenta. Casimiro murió y regresó de entre los vivos más muertos para seguir con su discurso en vida; con su diálogo, con sus mensajes. Seguramente él, más que nadie, ha pagado los efectos destructivos de unos cabronazos provocacrisis. Seguramente él sabe que una caja vacía de un buen Champagne tumbado paralelo a un spray que ya no pinta nada sólo puede significar una cosa: todo Cristo tiene derecho a una plaza (la que están ocupando durante la foto, en zona verde) y él aún no sabe qué pinta ni cuál es su plaza; pero no quiere perderla.
Salgo corriendo a buscarle, pero como siempre, se ha esfumado. Me deja sin respuestas. De su hijo Marcelo no sé nada. Y eso que tenemos mucho que hablar aún de las cartas famosas y misteriosas cartas de Kandinsky. Una caja ya sin lustre y un spray oxidado... Así me he quedado sin Casimiro. Menos mal que nos queda interpretar. Pero antes, un grito del fondo de una calle me dice: ¡Te equivocas, como siempre... Cuida tu asfalto! Es Casimiro.
*Casimiro es uno de los personajes pioneros de este blog. Un tipo que tras sufrir un traumático desencuentro personal/laboral empezó a discutir consigo mismo en la vía pública. Pero parece conocer a la gente que pasa a su alrededor, porque lanza mensajes cifrados que se clavan en la conciencia de quien lo escucha... Como me pasó a mí con él; que consiguió darle la vuelta a mi crónica de golpe y porrazo en Habla Casimiro que yo te escucho. Murió y volvió. Su pasado, presente y futuro son un misterio.
Caígo en la cuenta. Casimiro murió y regresó de entre los vivos más muertos para seguir con su discurso en vida; con su diálogo, con sus mensajes. Seguramente él, más que nadie, ha pagado los efectos destructivos de unos cabronazos provocacrisis. Seguramente él sabe que una caja vacía de un buen Champagne tumbado paralelo a un spray que ya no pinta nada sólo puede significar una cosa: todo Cristo tiene derecho a una plaza (la que están ocupando durante la foto, en zona verde) y él aún no sabe qué pinta ni cuál es su plaza; pero no quiere perderla.
Salgo corriendo a buscarle, pero como siempre, se ha esfumado. Me deja sin respuestas. De su hijo Marcelo no sé nada. Y eso que tenemos mucho que hablar aún de las cartas famosas y misteriosas cartas de Kandinsky. Una caja ya sin lustre y un spray oxidado... Así me he quedado sin Casimiro. Menos mal que nos queda interpretar. Pero antes, un grito del fondo de una calle me dice: ¡Te equivocas, como siempre... Cuida tu asfalto! Es Casimiro.
*Casimiro es uno de los personajes pioneros de este blog. Un tipo que tras sufrir un traumático desencuentro personal/laboral empezó a discutir consigo mismo en la vía pública. Pero parece conocer a la gente que pasa a su alrededor, porque lanza mensajes cifrados que se clavan en la conciencia de quien lo escucha... Como me pasó a mí con él; que consiguió darle la vuelta a mi crónica de golpe y porrazo en Habla Casimiro que yo te escucho. Murió y volvió. Su pasado, presente y futuro son un misterio.
Comentarios
Qué placer volver a tener por aquí a Casimiro con sus diálogos a solas que dejan más interrogantes que respuestas!. isa
P.D: ¿y no era Casimiro el que miraba de aquella forma especial?. Estos multipost me llevan a otros sin remedio, algo tiene Casimiro, sin duda.
Pero como dice Juana, el pasado, presente y futuro es un misterio... Así que los interrogantes de Isa ahí quedan, junto con Casimiro y Marcelo. Sólo espero que seáis conscientes de que sin vuestros comentarios ninguno de los dos podría resurgir del alcantarillado bloguero.
Así que doblemente gracias.