Ir al contenido principal

CICLOGÉNESIS GENITAL Y PERSONAL

El siguiente post es la crónica ciudadana de un comentarista que me pidió este espacio para contarnos su... noticia:

Por Martín Rencilla

Salí de Málaga
para meterme en la consulta del doctor Flamón*. Fue él quien me detectó la ciclogénesis genital. Ya decía yo, llevaba unos días con los testículos inflamados. ¡Que se te han hinchado los cojones! Bromeaba Flamón. La cuestión es averiguar desde cuándo, dónde y cómo ocurrió. Claro doctor, respondí. Y me empezó a hacer preguntas:

-¿Cuándo notaste que se te hinchaban por primera vez y cómo?
-Yo creo que fue durante la reunión en casa de mi amigo Johny el mod y Telma Youth. Me sacaron de quicio con sus monólogos literarios y sus argumentos que parecen sacados de un manual de autoayuda. Entonces me dolieron los huevos.

-¿Y desde entonces?
-Pues ahora que estoy verbalizando con usted se me ocurren más situaciones. Por ejemplo noté una explosión genital cuando escuché a Ricardo el rulo hablar de sus viajes por el mundo y de su ombligo... También cuando Soraya me habló del valor del Caos como instrumento básico para la creación... O cuando Miguel me dio una charla sobre la importancia de lo comercial sobre la creación artística...

-¡¡¡Ay!!!

- ¿Qué le pasa?

-¡Doctor que se me están hinchando...!

Después de ver el fenómeno en vivo y aliviar el síntoma con una pastilla de Dolente Forte, el doctor Flamón entendió lo que sucedía dentro de mí. Me tomaba todo muy a pecho, desde lo personal... Así que me recomendó un tratamiento específico para mi problema. Tres meses a base de dos tomas de conciencia cada doce horas en ayunas y una pastilla especial de menos... cabo.

Hoy, habiéndome librado de tomarme todo desde lo personal, vivo más tranquilo. El secreto: verbalizar y transferir en la consulta de Flamón.

Salud!

*Homenaje a Top Secret (Jim Abrahams y David Zucker, 1984), el auténtico doctor Flammond es éste.

** La imagen pertenece al post de Kurioso: Sexo y Arquitectura.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo creo que en esas situaciones no es que uno se lo tome como algo personal, es que es lo personal lo que le toma a uno, te agarra y no te suelta. Normal esa ciclogénesis.

Pero que siga visitando al Dr. Flamón porque ha sido un placer leerlo. Muy bueno.

(y risas, muchas risas que no se oyen)

isa
Anónimo ha dicho que…
"dos tomas de conciencia cada doce horas en ayunas"...esto es durísimo !!!...porque quien le dice que, a base de esas dos tomas de conciencia (aparentemente inofensivas), no acabe tomandose muy a pecho a si mismo???

M.
Dani Seseña ha dicho que…
Las tomas de conciencia y el doctor Flamón, que no Flemón (estaríamos hablando entonces de otra ciclogénesis), son los auténticos pilares de la tierra, la sombra que descansa bajo el coloso, el espejo del faro...

Son dos tablas sobre las cuales se escribe la historia de los dolores genitales... que aunque suene soez, no deja de serlo, pero sobre todo es una reacción espontánea. Es la vida.

Y muy importante, me comunican que la hinchazón baja con comentarios tan atractivos e interesantes como los de isa y M. Gracias!!
Anónimo ha dicho que…
Qué bueno,buenísimo!!!!! Gracias, tu si que eres ciclogenético Dani
Eva

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co