Ir al contenido principal

EL NEGADOR TRAS EL ACCIDENTE VOCAL

Eran las tres de la mañana cuando Mohamed Danza García salió de sí para entrar en su primera etapa de negación. Antes del accidente vocal todo estaba en orden, al menos aparente. Empezaba y terminaba su jornada laboral, así como cada frase que salía de su boca. Ella se lo advirtió antes y él no la escuchó; se limitó a ignorar e inspirar. Ella actuó en consecuencia: se marchó de su lado para situarse a lo lejos.

A las tres de la mañana ella, Germania Silloza, supo a lo lejos que él se había dado cuenta. Ocurría dos años después de su advertencia y uno del accidente. Y es que cuando uno entra en la etapa de negación... tiene que pasar el trago solo. Ella lo sabía; viene de familia con recorrido negativo; por eso se apartó. Pero también ocurre que las ondas que despide el negador llegan allá donde nadie imagina y a destino concreto. Germanía en Birmania en este caso.

Se levantó sobresaltada
. Una mueca propia del NO se le incrustó en la cara. Él, mientras entraba en la cueva revivía su accidente. En medio de una paz consonante, Mohamed pronunció un discurso que se oponía a todo lo que realmente pensaba. El conflicto vocal se había desatado: No quiero comenzar esta ceremonia sin despedir hasta nunca al que fuera mezquino fundador de nuestra usurera fundación que sólo se ayuda a sí misma con el dinero de los socios... Querido don Retamar, que le den por saco allá donde esté. El despido fue inmediato y el "allá donde esté" no se escuchó ya debido a que alguien desconectó el micro por control remoto.

Ahora lo niega todo
hasta la propia negación. Pero si todo va bien lo podrá superar en un par de años. Todo depende del arraigo de tanto ignorar e inspirar. Y aunque no lo sabe, ella espera paciente.

Salud!

*La imagen la he conseguido vía China Villamellera.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es curioso que las etapas de reafirmación (de uno mismo) sean etapas de negación ajena.
Porque negar la propia negación equivale a afirmarla no?

Grandes verdades escondidas en tus post Seseña

Un saludo

M.
Dani Seseña ha dicho que…
Lo mejor, querido/a 'M', es lo que ocurre en el proceso de elaboración de post como éste... Pero el porqué lo explico en el de mañana. Ahí veremos una vuelta tridimensional al concepto infinitivo de "negar".

Ya me dirás. Y como siempre, gracias por tus intervenciones imprescindibles.

Salud!
Anónimo ha dicho que…
Aunque mi familia tiene poco recorrido en ‘noes’ no se le da mal lo de enredarse con palabras, así que llevo desde que leí este post con un NO rondando mi cabeza. Qué capacidad la tuya para sugestionar al lector, mantener su atención, atraparle entre inspiraciones, lineas y negativas....qué no?.
Dani Seseña ha dicho que…
Pues, la verdad, Anónimo, no lo sé. Y no es un no, sino una duda. Pero gracias y gracias porque estos comentarios animan mucho a superar la negación negativa que conviene no afirmar; ni mucho menos reafirmar ¿No?
Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
Supongo que como todo el mundo en algún momento llegó al límite y reventó. Y cuando uno reviente requiere cierto tiempo para parchearse y recomponerse, y necesariamente en soledad.
Anónimo ha dicho que…
Seguro que algo interesante se esconde detrás de esa frase, Cybrghost. Cuenta
Anónimo ha dicho que…
Ayer dije que no cuando quería decir sí. Me he contagiado.
Anónimo ha dicho que…
Efectivamente afirmar y más aun reafirmar una negativa puede resultar poco conveniente y sobre todo un lío.

Jajaja, ¿ves como tienes esa capacidad que te decía?. No hay más que ver los comentarios que sugieren tus palabras.
Dani Seseña ha dicho que…
No estoy acostumbrado a 'tanto' diálogo. Qué paradójico que venga de un accidente vocal que lleva a una negación superable.
Anónimo ha dicho que…
El verbo negar es la expresión cacofónica del más primitivo mugido del ser humano: neg, nach, noight, nuthc, not, no. Sin embargo decir SI es afirmar, firmar, comprometerse, en español podría ser "siar", en inglés "to yes" o en francés, "ouier". Pero en cada idioma es distinto porque decir si es todo un proceso de compromiso de alto nivel comparado con el mugido.
Y...bas...ta
Se me ocurre...

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co