
Le ocurre a menudo; su trabajo de buscador de argumentos en momentos de arrinconamiento político le hace imposible desconectar. No le queda más remedio por tanto que sumergirse entre paráfrasis y oximorones (como bajos subidones o delicias amargas) para resguardarse de todos los mamones que le quitan el sueño. No hay nada que no remedie un Lexatín con Whisky y soda, masculla Woody Allen mimetizado con Humphrey Bogart.
Quintanilla despierta y vuelve donde empieza esta entrada: Leyendo y releyendo las noticias. Se bebe el lexatín en armonía con el whisky de 'Allen boggie' y decide relajarse... Lo hace tratando de imaginar a Jiménez Losantos sobre el váter haciendo fuerza y sacando sus argumentos ante el micro. A su lado está Rubalcaba en idéntica posición pero agarrado a la mano de Carme Chacón, que también ocupa su taza. Entonces antes de que el ansiolítico luzca su efecto, Quintanilla se ve a sí mismo tirando de la cadena y deseando buenas noches y mucha mierda a todos.
Salud!
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