
Ha ido corriendo a su psicoanalista (los aporta gratuitamente la Seguridad Social de Bisoña). ¿Por qué? Porque es muy autocrítica y prefiere desentrañar el porqué de su despiste. El ‘cómo’ solucionarlo es otra cuestión, por el momento. El psicoanalista, Jesús Sobrino, es un entendido en temas informáticos. Le ayuda mucho en su terapia, pero en esta ocasión, tras mucha investigación, ha descubierto una patología nueva y brutal.
Resulta que la fusión entre palabras como “sal” y “200 miligramos de Amaretto” han provocado una reacción vírica informática desconocida, con efectos devastadores. ¿Cuáles? Lo que le ha ocurrido a Eladia es un ejemplo. Se trata de un virus que piensa en cómo (perdón por la expresión, no se me ocurre otra más adecuada) putear mejor al usuario – víctima. El ente maligno estudia archivos, profesión y aficiones… al final personaliza (o customiza ) el daño a infligir. No borra, sino mezcla recetas. ¡Qué cabrón, pobre Eladia!
Ya es una epidemia, a Churrasco Zuloaga (un entrenador de softball muy puesto en nuevas tecnologías) el virus le ha organizado un taco impresionante. Ha cambiado estrategias por tácticas, nombres de jugadores con nombres de cefalópodos; y lo más cruel: ha desvirtuado sus estadísticas (lo más preciado para Churrasco) y ha modificado todas las cifras.
Eladia y Jesús, el psicoanalista, están estudiando una forma de parar el mal. El tiempo corre en su contra.
Comentarios