Ir al contenido principal

PASEOS CORREOSOS

Javi tiene un problema. Siempre ha querido tener un perro, pero no puede porque es áltamente alérgico. No conforme con su condición, se compró una correa. Le gusta mucho la parafernalia canina. Además, cuando pasea con una correa que acaba en el suelo la gente que pasa por la acera contraria no sabe que no lleva perro; o sea que tiene –de cara a ellos- coartada para hablar con su animal sin que parezca extraño. No ocurre así con los que vienen de frente o por detrás… En esta ocasión finge que ha soltado a su mascota y que la está buscando.

Lo hace con mucha soltura, pero la gente del barrio ya empieza a preguntarse dónde está el perro de Javi. ¿Alguien lo conoce?

Pero el problema al que me refiero es que ahora está encaprichado con un casco de moto. No un casco cualquiera, no. Es uno de esos que venden en tiendas de moda tipo retro. Como os imaginaréis, no tiene moto. Le dan miedo. Se lo ha comprado y ahora pasea protegido por el casco retro y con la correa arrastrada por el suelo. Es un crak.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Es el mundo de las apariencias. Ejemplo: En el antiguo Congo Belga, un comerciante libanés vendía con mucho éxito plumas estilográficas con llamativos capuchones de marca para llevar en el bolsillo superior de la camisa, pero vacías por dentro. Lo que practica Javi es la "elipsis visual". En la II guerra mundial, un preso evadido se atravesó los campos y fronteras de media europa junto a una vaca.
Por cierto Buñuel fue el inventor en el cine de la elipsis sonora: terminando una escena se oían campanas que pertenecían ya a la escena siguiente.
Enhorabuena por ese blog
Dani Seseña ha dicho que…
Gracias por comentario tan interesante. Si javi se entera que lo suyo es una "elipsis visual", es posible que se tropiece y caiga al suelo (por aquello del ciempiés y su desconocimiento sobre suforma de coordinar los pies).

Lo dicho, gracias por tu aportación.
Hache ha dicho que…
¡Cuántos Javi hay por el mundo!

En la calle Gran Vía, en hora punta, a montones. Te lo digo yo ...

;)
Anónimo ha dicho que…
Ya, pero cuántos de ellos llevan un casco retro y una correa sin perro...?

Un saludo, H
Anónimo ha dicho que…
Las cosas que vemos son lo que parecen, pero pueden ser otra cosa. La Gran Vía puede estar llena de gente que parecen guardias o bolivianas o un emigrante subsahariano. Llevan la correa o el casco que a cada disfraz corresponde y nosotros al mirar hacemos la elipsis. Es un juego compartido. Alguno puede que no sea guardia, la boliviana es francesa y el negro es un niño adoptado español del barrio de Moratalaz. Lo que está claro es que Javi domina el juego.
Anónimo ha dicho que…
Lo domina y mucho, es más creo que ahora le ha echado el ojo, en una "alte" ferretería a una llave inglesa de grandes tuercas. En su casa sobran los tornillos, pero las tuercas...
Hache ha dicho que…
anónimo, prestaré atención a lo que dices en mi próximo paseo por la Gran Vía. Miraré con ojos propios, para ver lo que realmente hay.
Anónimo ha dicho que…
En el comentario anterior quería decir "alta". Me haré mirar la errata.
Anónimo ha dicho que…
Cada dia mejor!!!!Enhorabuena Dani
Evaladefil
Anónimo ha dicho que…
¡Qué te voy a decir, Eva, gracias! Al menos lo intento.

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...