El discurso que viene a continuación se lo escuché a un tipo cerca de un semáforo cualquiera de Madrid -os lo describo por encima- de unos 40 años, con cara de simpático y con ojeras que parecían estudiadamente impuestas. Bien vestido, traje a medida, algo entallado, y cara corbata. Perfume de autor, maletín artesanal de pura piel y lleno de trabajos forzados. Zapato inglés y percha perfecta. ¿El nombre? Una vez más se me escapa. No perdáis detalle que el monólogo tiene miga:
No entiendo los carnavales hoy en día... Nos pasamos la vida entera disfrazados para que encima, una semana al año -rizando el rizo o regando sobre encharcado- tengamos que ponernos más caretas; me desconcierta. Yo, la sardina, me la como... Para entierros prefiero sepultar al pesado de mi Ego. Es el ser más pesado que conozco, todo el día hablando de mí ¡Qué coñazo! Y para colmo me obliga a pertrecharme cuando me levanto con armadura ajena.
¿A quién iba dirigido? Francamente, no lo sé. Porque con él no iba nadie. De la oreja colgaba un aparato de esos con bluetooth que te libera las manos para hablar con gestos. Así que desconozco si de verdad había alguien al otro lado del teléfono, o por el contrario aprovechó la coartada móvil para verbalizar una idea que le rondaba la cabeza.
Salud!
No entiendo los carnavales hoy en día... Nos pasamos la vida entera disfrazados para que encima, una semana al año -rizando el rizo o regando sobre encharcado- tengamos que ponernos más caretas; me desconcierta. Yo, la sardina, me la como... Para entierros prefiero sepultar al pesado de mi Ego. Es el ser más pesado que conozco, todo el día hablando de mí ¡Qué coñazo! Y para colmo me obliga a pertrecharme cuando me levanto con armadura ajena.
¿A quién iba dirigido? Francamente, no lo sé. Porque con él no iba nadie. De la oreja colgaba un aparato de esos con bluetooth que te libera las manos para hablar con gestos. Así que desconozco si de verdad había alguien al otro lado del teléfono, o por el contrario aprovechó la coartada móvil para verbalizar una idea que le rondaba la cabeza.
Salud!
Comentarios
M.
Desde luego que es una gran coartada para los solohablantes eso del bluetooth, aunque tal vez hablaba con alguien hasta que sacó lo del ego y pipipipi. Su teoría del disfraz me gusta… anda mira, podía haberme llamado a mi.
isa