Por Fabio Carabeo
No sabe ver, pero mira; para hacerlo, tiene que colocarse, eso sí, a una distancia considerable de sí mismo. Entonces enfoca y consigue encajar lo que entra por sus ojos hasta su entender. Sabe que no es posible convertirlo todo en la interpretación que surge en su fantasía, pero lo encaja en el argumento de lo posible.
Así que sin más preámbulo se marchó a Soria, no sin antes hacer una visita a su prima Siria. Ella fue quien enseñó a Marcial Espino a curar su utopía, superando los erróneos enfoques. Cuando llegó a Soria en seguida supo que había tomado conciencia; la adecuada. Poco después entendió que debía dosificarla. Asintió en sentido inverso a sí mismo y voló por el fondo marino Soriano.
La conciencia le respondía, funcionaba su mecanismo de elucubración... E iba entendiendo que conservar conciencia y recursos era cuestión de cordura. Había tardado mucho en enfocar lo que tenía delante. Nunca es tarde decía Siria, de pequeños en Soria. Demasiados años pasaron aquellas lecciones y consejos de su prima almacenados en un cobijo muerto de Marcial.
Pero igual que superó la lactancia y la anal, pudo reencontrarse con la latencia de aquellas palabras congénitas. Por fin utopía y astigmatismo se habían encontrado en un mismo ojo.
Así que sin más preámbulo se marchó a Soria, no sin antes hacer una visita a su prima Siria. Ella fue quien enseñó a Marcial Espino a curar su utopía, superando los erróneos enfoques. Cuando llegó a Soria en seguida supo que había tomado conciencia; la adecuada. Poco después entendió que debía dosificarla. Asintió en sentido inverso a sí mismo y voló por el fondo marino Soriano.
La conciencia le respondía, funcionaba su mecanismo de elucubración... E iba entendiendo que conservar conciencia y recursos era cuestión de cordura. Había tardado mucho en enfocar lo que tenía delante. Nunca es tarde decía Siria, de pequeños en Soria. Demasiados años pasaron aquellas lecciones y consejos de su prima almacenados en un cobijo muerto de Marcial.
Pero igual que superó la lactancia y la anal, pudo reencontrarse con la latencia de aquellas palabras congénitas. Por fin utopía y astigmatismo se habían encontrado en un mismo ojo.
Comentarios
Las puede adquirir en Soria, y tomarse su conciencia junto con un kilo de mantequilla
M.