
Descubrió que lo que le hacía daño no era el egoísmo de su compañero de clase Rodri Mecano: ni sus codazos; tampoco su ensimismamiento permanente; no señor. Lo que le hacía daño era su propia y perpetua sensación de que la culpa de su falta de iniciativa (que tanto le reprocha su profesor se Historia y su monitor de defensa personal), de su limitado arrojo, de sus fracasos, de sus redacciones poco motivadas, etc, la tenía Rodi. Esa convicción le había provocado más daños colaterales, tanto como emocionales, que un raquetazo en la cara en un día de frío.
Pero ya está. Desmantelado el ogro comienza el verso. Claro que ahora -tantos cursos escudándose y protegiéndose de sí mismo bajo el mismo argumento- tiene toda una carrera universitaria por delante + una vida por recorrer sin paraguas protector y/o volador que valga... Y desentonar el maldito Virgencita, virgencita que quede como estoy.
PD.: Como habréis comprobado, no sé su nombre. Se da el caso en este post de que nuestro protagonista tiene sentido por su opuesto. Que en este caso empezó siendo Rodi y terminó desmantelado en sí mismo. Por todo ello, parece, le deja en un singular anonimato de ficción por oposición.
Comentarios
Salud!
Ir al interior de uno mismo es como un viaje las profundidades del Amazonas, hay de todo .... brujas, aguilas, gorilas, bestias .... todos ellos tienen alguna historia que contarte, solo hay que escucharlos ....
La culpa no existe, solo la responsabilidad de tu propia vida.
En esta vida ¿somos dos? ....
Por éso, yo creo, que lo mejor es echar la culpa fuera de uno mismo, y si es preciso "abandonar el campo antes de la batalla"
M.
P.D:por cierto que me pica pero no me rasco, no vaya a ser.