Cristina Boreal tiene por costumbre no fruncir el ceño por fuera. Una tradición que le permite, sin embargo, desconfiar desde dentro. Desconfiar de todo aquello y aquel que no baile su baile. Sus padres y abuelos (los cuatro) fueron expertos tejedores de gestos fruncidos. Por ejemplo Tomasa Cinca, la abuela materna, implantó el salto de mueca 'te llamo japuta'. Era una especie de tirón labial hacia la nariz acompasado con un sutil sonido porcino. Así se despachaba a gusto sin quedar mal nunca.
Pero ayer cambiaron las cosas. Toda una genealogía de cinismo e hipocresía se iba al carajo por culpa de una combinación letal: ambición + amor. Cristina se enamoró, cómo no, de alguien que practicaba una tradición diferente, pero con idéntica raíz: abrir cordialmente la mano en público, apretarl el puño interiormente. Él es Gerardo Vanguardia, un empresario que escala puestos y se acerca a los Forbes. Es un relaciones públicas de lujo y vendedor de motos exclusivas y personalizadas.
Ella, dueña de la cadena Restora especializada en brillantes, se ilusionó tanto con la idea de ascender a los cielos de la mano de Vanguardia que cayó de golpe cuando, a los dos meses de incipiente relación, descubrió una cicatriz en el antebrazo de su amado. Investigó y descubrió que se había operado para poder abrir la mano y cerrarla por dentro... era un nuevo rico. No había tradición gestual en su familia; lo había creado él. De hecho, era huérfano. Hoy, Cristina está ingresada en una clínica de reconstrucción y reconstitución tradicional.
Salud!
Pero ayer cambiaron las cosas. Toda una genealogía de cinismo e hipocresía se iba al carajo por culpa de una combinación letal: ambición + amor. Cristina se enamoró, cómo no, de alguien que practicaba una tradición diferente, pero con idéntica raíz: abrir cordialmente la mano en público, apretarl el puño interiormente. Él es Gerardo Vanguardia, un empresario que escala puestos y se acerca a los Forbes. Es un relaciones públicas de lujo y vendedor de motos exclusivas y personalizadas.
Ella, dueña de la cadena Restora especializada en brillantes, se ilusionó tanto con la idea de ascender a los cielos de la mano de Vanguardia que cayó de golpe cuando, a los dos meses de incipiente relación, descubrió una cicatriz en el antebrazo de su amado. Investigó y descubrió que se había operado para poder abrir la mano y cerrarla por dentro... era un nuevo rico. No había tradición gestual en su familia; lo había creado él. De hecho, era huérfano. Hoy, Cristina está ingresada en una clínica de reconstrucción y reconstitución tradicional.
Salud!
Comentarios
M.
Y si vienen de los abuelos es que están ya viejo y corroidos .... reconstruirte pero no de manera tradicional, que si no seguimos en las mismas.
Eva