
Después, con la iluminación de su rostro por bandera, partió a buen ritmo hacia la plaza más cercana, la de Castilla. Colocó el atril en lo más alto, se sacudió la americana que lleva "de siempre" hasta para ir a por el pan de leña, miró al cielo pensando en La menor y cuando estuvo listo (zanjado el tema interno de lo innato y lo adquirido por su tío Hermita en Somalia) se irguió. Una flota de 20 personas se agolparon para atender a lo que Vinilo iba a... 'decir'. El tráfico -trágico en un día con nieve como aquel- se paró en seco. Las monjas dominicas dejaron los dulces y se arrodillaron ante el bueno de Guzmán.
Y él, que parecía saber en qué momento arrancarse para expresar..., hierático y con la mirada clavada en su interior con el ojo derecho pendiente del cielo protector. De pronto, un turista japonés dijo con acento gallego: ¡Que empieza ya, que úrico se va...! Una racha de viento y un silvido ajeno después... comienza. Se saca una batuta del bolsillo interior, lleno de agujeros rotos, efectúa un histriónico aspaviento y comienza a dirigir la marcha de la Valquiria... fue feliz, tanto que regaló una propina muy especial: la marcha Radetzky. Ni las dominicas ni vinilo han vuelto a ser tan felices.
Salud!
Comentarios
O, tal vez, sólo sea feliz porque ellos existen.
Ya que por los agujeros rotos, a veces, puede uno escapar a otra dimensión, sin que nadie le vea...y éso es parte de la felicidad...escapar a tu propio lugar
...y acariciar las fibras sensibles de tu infancia
M.