Le aseguró que le partiría las piernas y después mataría a su familia. Pero el amenazado no supo convencerle de que se estaba equivocando de persona. Hoy leo en diferentes medios que ha sido hallada una idea fragmentada de un tipo sin nombre pero conocido por todos. Estaba desparramada por el suelo de la calle Cedaceros, Madrid. Matices llenos de sangre por un lado y verbos sin haber sido verbalizados por otro.
Me cuentan, off the record, que Isidoro Flamingo pasó delante de la escena del crimen. No tardó ni un segundo en darse cuenta que aquella idea fragmentada pertenecía a su mente. De hecho, era la que había olvidado el día anterior en el WC del Comercial. Recuperó parte, pero los matices y los verbos sin verbalizar quedarían para siempre sobre la acera. Su familia estaba en peligro y su vida pendía de un hilo. El matón ya sabía que se había equivocado de persona, así que ahora no fallaría.
Isidoro, sabedor de que un justo había pagado por sus nocivas ideas, corrió a su despacho a buscarse a sí mismo. Se guardaba en una taquilla custodiada por una clave secreta que sólo él conocía. Se encontró parcialmente, lo suficiente para escapar unos días y quedar a salvo, junto a su mujer y su hija. Pero ya era tarde, cuando llegó a su casa, ellas no estaban y en su lugar halló un rastro de frases sin sentido desparramadas por los suelos de mármol.
En los mismos medios leo la noticia. Pero ninguno relaciona los dos sucesos. La fragmentación continúa...
En resumen: Es la historia, de un tipo (Isidoro) que inventa un fragmentador de ideas y se le va de las manos. Un mecenas justiciero, que lo sabe, contrata a un matón para acabar con el invento por la vía rápida, pero empieza a fragmentarse, como consecuencia se equivoca de persona y mata su idea... El final, ya lo sabéis. Pero ¿y si el final también está fragmentado?
Me cuentan, off the record, que Isidoro Flamingo pasó delante de la escena del crimen. No tardó ni un segundo en darse cuenta que aquella idea fragmentada pertenecía a su mente. De hecho, era la que había olvidado el día anterior en el WC del Comercial. Recuperó parte, pero los matices y los verbos sin verbalizar quedarían para siempre sobre la acera. Su familia estaba en peligro y su vida pendía de un hilo. El matón ya sabía que se había equivocado de persona, así que ahora no fallaría.
Isidoro, sabedor de que un justo había pagado por sus nocivas ideas, corrió a su despacho a buscarse a sí mismo. Se guardaba en una taquilla custodiada por una clave secreta que sólo él conocía. Se encontró parcialmente, lo suficiente para escapar unos días y quedar a salvo, junto a su mujer y su hija. Pero ya era tarde, cuando llegó a su casa, ellas no estaban y en su lugar halló un rastro de frases sin sentido desparramadas por los suelos de mármol.
En los mismos medios leo la noticia. Pero ninguno relaciona los dos sucesos. La fragmentación continúa...
En resumen: Es la historia, de un tipo (Isidoro) que inventa un fragmentador de ideas y se le va de las manos. Un mecenas justiciero, que lo sabe, contrata a un matón para acabar con el invento por la vía rápida, pero empieza a fragmentarse, como consecuencia se equivoca de persona y mata su idea... El final, ya lo sabéis. Pero ¿y si el final también está fragmentado?
Comentarios
P.D. y además hoy con contraportada!
"Desgraciados los hombres que tienen todas las ideas claras."
¿lo dirá porque las ideas claras no se pueden fragmentar o lo dirá porque precisamente son las que mejor se fragmentan?
A las buenas o a las malas mi comentario ha empezado a fragmentarse...salgo corriendo que viene el sicario con una de sus frases lapidarias!
M.