Alberga tres hostias y un mapa en la mesilla de noche. Una empanada de mano. Conoce el camino como nadie. Es el mejor en hacer pedorretas con el sobaquillo derecho. No hay camisa que le tire de la sisa. Su equipo es el Puerta Bonita, pero apuesta siempre que puede a que pierde el Mollerussa. Su padre no levanta cabeza. Su madre no cuaja. Él a lo suyo, decora su piso pero sin nada de mimo. Odia esa palabra desde que por culpa de un payaso mudo perdió a su novia Vanesa.
No es una adivinanza, se trata de Renato Silencio. Seguramente a nadie le suene su nombre, pues además de todo lo dicho, es el ser humano que más se ha puesto en la piel de Bibendum, el muñeco de Michelín; en la de Ronald McDonald y en la de todas las mascotas que os podáis imaginar. Es más, es el encargado de rellenar los expendedores de bolsitas para la caca de los perros de la Gran Vía madrileña. ¿Y a que nadie le ha visto en ningún acto conmemorativo? Pues sin él esta gran avenida madrileña sería un camino de truños.
Disfrazado de payaso triste, sin agua en la flor, salvó la vida de un niño que se atragantó con un gofre; con una bolsita vacía de caca hizo vomitar a un tío que se había colapsado ante su novio por ser incapaz de decirle lo que pensaba en realidad de su situación. Cedió un pañuelo a otro payaso que por fin aprendió a llorar. Ayudó a una señora a parir en mitad de la Plaza de Callao y a otra a dar a luz la idea que salvó su matrimonio... ¿Más? Sencillamente es Renato Silencio.
No es una adivinanza, se trata de Renato Silencio. Seguramente a nadie le suene su nombre, pues además de todo lo dicho, es el ser humano que más se ha puesto en la piel de Bibendum, el muñeco de Michelín; en la de Ronald McDonald y en la de todas las mascotas que os podáis imaginar. Es más, es el encargado de rellenar los expendedores de bolsitas para la caca de los perros de la Gran Vía madrileña. ¿Y a que nadie le ha visto en ningún acto conmemorativo? Pues sin él esta gran avenida madrileña sería un camino de truños.
Disfrazado de payaso triste, sin agua en la flor, salvó la vida de un niño que se atragantó con un gofre; con una bolsita vacía de caca hizo vomitar a un tío que se había colapsado ante su novio por ser incapaz de decirle lo que pensaba en realidad de su situación. Cedió un pañuelo a otro payaso que por fin aprendió a llorar. Ayudó a una señora a parir en mitad de la Plaza de Callao y a otra a dar a luz la idea que salvó su matrimonio... ¿Más? Sencillamente es Renato Silencio.
Comentarios
(Es mentira. He pasado con dificultad, pero para volver).
No sé si he pillado la esencia, pero qué capacidad para agitar sensibilidades!. Genial.