Ir al contenido principal

ESPIONAJE FICCIÓN

¿Quién no quiere mejorar su aspecto? Me preguntó Rufus. Y como no quería distraerme del espionaje al que estaba sometiendo a un personaje que tengo fichado para Periodismo Ficción, pronunció una hache aspirada y esperó paciente mi respuesta. Conozco a gente que su aspecto se la pela (que le da igual dicho en plata). Le respondí con malos modos dando por sentado que el tipo quería venderme algo para mejorar mi aspecto. Pero no...

-Che, por qué te ponés a la defensiva
-No lo hago
-Bueno, ¿qué quieres?
-Nada. Sólo que me contestes a la pregunta retórica que te hice
-Vale: Todo el mundo
-Bien! ¿por qué seguís a ese personaje?
-Por su aspecto de desarraigo
-O sea que si lo hubiera mejorado no le estarías espiando ¿obvio?
-Obvio
-¿Y qué creés que pensará él?
-Vale, sí. ¿Qué quieres? ¿Quién eres?
-Soy alguien con algo que contar pero no me sale, a pesar de ser argentino; alguien como puedes ver, con buen aspecto al que nunca espiarías vos. Y por qué, porque no parece que tenga nada oculto susceptible de ser narrado para tu blog.
-Joder! Oye, que no pasa nada. Mi blog es periodismo ficción. No creo que te encumbre ni te ayude salir en un post. Para lo que tú necesitas te recomiendo que hables con Rosa la de la floristería.
-Y qué es lo que tengo? Un problema de aspectos encontrados
-¿Y eso qué es?
-Te acuerdas de El Sexto Sentido?
-Y claro
-Pues me ocurre que personajes de periodismo ficción acuden a mí sin saber que lo son para contarme algo...
-¡Che, pará! Yo no estoy muerto
-No digo que lo estés. Tan sólo que eres pura ficción
-O sea que oyes voces
-No, se me acercan personajes
-¿No serás esquizofrénico?
-Según mi psicoanalista, no. Pero el kioskero Paquito, me dijo que él os ve también, sin embargo, no consigue contactar con vosotros
-Bueno y quién no quiere mejorar su aspecto?
-Piensa en el tuyo... Ya estás dentro del blog
-Lo noto. Porque ya sé qué es lo que tenía que contarte
-¿El qué?
-Que cuando era un pibe, le puse la zancadilla a Ismael. Cayó, protestó, me insultó. El árbitro no lo vio y le sancionó a él. Después le pegué un puñetazo. No sé por qué lo hice. Pero me doy cuenta de que me pesa. Ya no.
-Oye, que esto no es un confesionario. Que te perdone Ismael.
-Ismael es ese a quien espiabas

Unos días después, se reencontraron se pegaron de hostias 20 años después de aquel partido de fútbol y tan amigos. Pero sigo sin saber de qué aspecto hablaba. Seguro que no lo sabía ni él.

Comentarios

Juana ha dicho que…
Es que atraes a los personajes "ficción" como la miel atrae a los osos, pero no por mejorar más bien por constatar .... igual 20 años no es mucho tiempo ....
Anónimo ha dicho que…
He terminado de leer el post cantando la canción de Sabina, esa que dice: "y un psicólogo argentino marcandote el camino, estaban todos menos tú,y yo marcando el 369 22 30
como un idiota para oirte repetir
en el contestador que te has largado de madrid. " (vamos que yo tampoco consigo contactar...)
Ahora ya tengo cancioncilla llena de personajes para todo el día.

M.
Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
"Soy alguien con algo que contar pero no me sale, a pesar de ser argentino" ¿No será precisamente por eso? Un argentino es el único capaz de estar hablando horas para acabar sin decirte nada, pero vos encantado che.

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...