Me lo acaba de reconocer, de pequeño le encantaba abrir las bocas de riego y de paso... la llave del agua. Teo Mun Van Piro quiere que le entreviste, y yo, accedo. ¿Cómo no? Pero antes, una breve presentación: Se crió entre pertrechos. Su madre "le nació" (le gusta decir) en Saigón, Vietnam 1965. Después vivieron unos años en Holanda y al final se vinieron a España, en concreto a Cuenca.
Ella, maestra de cocina vietnamita especializada en la rama castellano manchega, y él, huérfano de padre, cronista de sucesos potencial, y kioskero finalmente. Teo además de vender periódicos y fascículos imposibles, promociona las recetas únicas de su madre. Empiezo la entrevista con la pregunta prohibida periodísticamente hablando.
-¿Cómo te sientes?
-Mal
-Por qué
-Porque ya no vendo recetas
-¿Y eso?
-Vendo más periódicos que nunca
-¿No estaba muriendo el papel?
-Eso es mentira. La gente compra más prensa que nunca. Leen y se limpian el culo con La Razón o El País, El Mundo, La Gaceta o Público. Se limpian más que nunca.
-Y nadie piensa en lo que come?
-No
-Qué raro
-Lo es. Sólo piensan en las consecuencias para limpiarse las causas con noticias frescas
-Cómo ha cambiado la película...
-Imagínate. En Vietnam mi madre cocinaba e informaba. En Holanda, vendía platos manchegos con Garbo y en Madrid... nos vamos a pique.
-¿Pero tu madre no murió el año pasado?
-Sí. Pero aún no lo he superado
-Haber empezado por ahí
-No soy capaz de enterrarla...
Ha pasado un año desde aquella entrevista. Ahora, con madre incinerada y enterrada, sin epitafio, ha empezado a vender sus recetas. La gente usa papel higiénico para escribir sus memorias en petit comitè (en el baño) y papel prensa para limpiar la grasa de las campanas de sus cocinas y no tanto su propio culo. Yo sigo dándole vueltas a la vida de Mun Van Piro. Pero no consigo parar la noria. Pensaré en mi epitafio.
PD.: Post inspirado por la foto superior que tomé en El Escorial. Aún le sigo dando vueltas.
Ella, maestra de cocina vietnamita especializada en la rama castellano manchega, y él, huérfano de padre, cronista de sucesos potencial, y kioskero finalmente. Teo además de vender periódicos y fascículos imposibles, promociona las recetas únicas de su madre. Empiezo la entrevista con la pregunta prohibida periodísticamente hablando.
-¿Cómo te sientes?
-Mal
-Por qué
-Porque ya no vendo recetas
-¿Y eso?
-Vendo más periódicos que nunca
-¿No estaba muriendo el papel?
-Eso es mentira. La gente compra más prensa que nunca. Leen y se limpian el culo con La Razón o El País, El Mundo, La Gaceta o Público. Se limpian más que nunca.
-Y nadie piensa en lo que come?
-No
-Qué raro
-Lo es. Sólo piensan en las consecuencias para limpiarse las causas con noticias frescas
-Cómo ha cambiado la película...
-Imagínate. En Vietnam mi madre cocinaba e informaba. En Holanda, vendía platos manchegos con Garbo y en Madrid... nos vamos a pique.
-¿Pero tu madre no murió el año pasado?
-Sí. Pero aún no lo he superado
-Haber empezado por ahí
-No soy capaz de enterrarla...
Ha pasado un año desde aquella entrevista. Ahora, con madre incinerada y enterrada, sin epitafio, ha empezado a vender sus recetas. La gente usa papel higiénico para escribir sus memorias en petit comitè (en el baño) y papel prensa para limpiar la grasa de las campanas de sus cocinas y no tanto su propio culo. Yo sigo dándole vueltas a la vida de Mun Van Piro. Pero no consigo parar la noria. Pensaré en mi epitafio.
PD.: Post inspirado por la foto superior que tomé en El Escorial. Aún le sigo dando vueltas.
Comentarios
Sin palabras
Un saludo Seseña y como siempre estupendo post
Gracias y bienvenida, Mónica. Y lo mismo digo a los Anónimos. En cuanto al comentario más cercano a éste (tomándolo por arriba), decirrte: qué gran juego de "salidas" para esta "entrada" que intento regar a diario.
Abrazos y gracias a todos!
Gracias por abrirnos estos mundos.
Me hizo gracia ayer lo de "presencia misteriosa", más bien es pereza de registrarme.
M.
Un abrazo