Le han encontrado muerto en el Metro. Y éste ha sido su último trabajo... visible. Bajo él yace el cadáver, que no vemos, pero que está. Se llamaba Teruel Picabea y nadie le conocía del todo. Ni los suyos. En la foto se ve además un mensaje, apunta un compañero de trabajo de Teruel. Si te fijas es imposible que el armario encaje en su boceto. Nada encaja, nada encaja. Yo no encajo en mí. Hay un mensaje que debemos descifrar, me dice acompañado por un tic en el ojo.
Me hago el loco y sigo apuntando lo que dicen los unos y los otros. Parece que a nadie le sorprende que un tipo como yo esté escrbiendo un post en un sitio como éste: el escenario de una muerte extraña. Sigo a lo mío y descubro a una mujer pasando por el lugar, con aspecto existencial, que observa 'el cuadro' como si fuera parte de un performance. Qué interesante, qué interesante, masculla mientras se sujeta las gafas de pasta y pedrería.
Poco después entra en escena, un arlequín triste con una flor en la mano y el rímel frustrado en dirección al barro. Se santigua y besa la frente de Teruel. Del fondo, de este post, surge gritando un mendigo adinerado que aparta al payaso del difunto y se lo lleva de nuevo al fondo de las cosas, al fondo de esta crónica de reciente suceso. Su compañero insiste en el mensaje oculto. Yo sigo a lo mío. La señora de gafas de pasta y pedrería se convierte en intrascendente; así, de pronto. Un policía me pasa "la minuta" y exhorta: Puño, media manga o o manga entera. Pague ahora o postee para siempre.
Como veo que la cosa se pone extraña -más-, me voy, abandono la escena... Alejado, se me acerca Teruel y me comenta: ¿Cómo lo has visto? Empotrado, le contesto. Creo que deberías jugar más con los espacios estancos para ejercer tu derecho a armario. Tienes razón, me dice y me pregunta: ¿Te importa que siga muerto? Para nada, creo que incluso es conveniente para tu existencia en esta entrada. Vuelve y se muere bajo su armario sin empotrar.
Me hago el loco y sigo apuntando lo que dicen los unos y los otros. Parece que a nadie le sorprende que un tipo como yo esté escrbiendo un post en un sitio como éste: el escenario de una muerte extraña. Sigo a lo mío y descubro a una mujer pasando por el lugar, con aspecto existencial, que observa 'el cuadro' como si fuera parte de un performance. Qué interesante, qué interesante, masculla mientras se sujeta las gafas de pasta y pedrería.
Poco después entra en escena, un arlequín triste con una flor en la mano y el rímel frustrado en dirección al barro. Se santigua y besa la frente de Teruel. Del fondo, de este post, surge gritando un mendigo adinerado que aparta al payaso del difunto y se lo lleva de nuevo al fondo de las cosas, al fondo de esta crónica de reciente suceso. Su compañero insiste en el mensaje oculto. Yo sigo a lo mío. La señora de gafas de pasta y pedrería se convierte en intrascendente; así, de pronto. Un policía me pasa "la minuta" y exhorta: Puño, media manga o o manga entera. Pague ahora o postee para siempre.
Como veo que la cosa se pone extraña -más-, me voy, abandono la escena... Alejado, se me acerca Teruel y me comenta: ¿Cómo lo has visto? Empotrado, le contesto. Creo que deberías jugar más con los espacios estancos para ejercer tu derecho a armario. Tienes razón, me dice y me pregunta: ¿Te importa que siga muerto? Para nada, creo que incluso es conveniente para tu existencia en esta entrada. Vuelve y se muere bajo su armario sin empotrar.
Comentarios
Por mi parte, también lo veo empotrado.
Genial. Luego vuelvo a por más detalles.
P.D: me ha recordado a alguna de las grandes historias de “Cómo acabar con la cultura”.
"Nada encaja, nada encaja. Yo no encajo en mí. Hay un mensaje que debemos descifrar .... "
Estoy por santiguarme porque es imposible esconderse debajo de mis armarios empotrados.
M.
Isa, cuidado con esa mujer que cualquier día se cuela en tu inventario y sale de la NADA.
Ante todo, Juana, sé fuerte y aunque te lo pida el cuerpo... no te santigües, o Teruel terminará preguntándote las dudas.
M, ese armario está lleno de muertos que no aceptan su condición. Y claro, salen por los escaparates más insospechados.
A todos, como siempre mil gracias por formar parte de este mundillo de gente extraña en el que yo -el primero- me incluyo.
Salud!
Fdo: Una tía corriente
Fdo.: Un extraño que no se extraña de no serlo
"Un extraño que no se extraña de no serlo", qué bueno!.
Fdo.: el mismo extraño que sigue extrañado