Me refugié en la sección de plantas después de ser arrollado en dos ocasiones por diferentes consumidores con carrito de la compra. Allí me encontré con un microclima que me alivió, además del golpe, del frío que se me había metido en el cuerpo tras atravesar la sección de congelados; y cuyo efecto me había ayudado a no sufrir el dolor del golpe de carrito. Y entonces, en este cálido ambiente me encuentro con esa foto... que en esta ocasión, sí me atreví a hacer. Saqué el Iphone y disparé.
No me quedé reflexionando sobre el hecho, no me dio tiempo. Descubrí al autor y corrí tras él intentando no llamar mucho la atención. No pude fotografiarle, pero le vi sembrando un CD de Enya en un tiesto sin tierra. Al final, una señora le frenó en seco y sin querer con un carrito a mitad de camino entre los guisantes y el menaje de la selección española. Me hice pasar por el jefe de seguridad y le saqué donde nadie de seguridad real pudiera pillarnos. Antes, había aparcado mi carrito (ocupado sólo por un par de pepinillos y varios anacardos Ruiseñor).
Ya fuera, le confesé quién era y mis intenciones de conocer el porqué de sus actos. Él confesó también: Me llamo Inocente Peculiar y me dedico a sacar cosas de su contexto. Y después observar lo que ocurre. Y lo que ocurre es que un agente externo a sus experimentos como yo, ha entrado en su contexto. De este modo me he convertido en otro calzoncillo abandonado en una sección de incertidumbre. Eres el primero. Y contigo, demuestro mi principio, El principio de flexibilidad Peculiar, que consiste en que: Todo consumidor es transformado en ser humano cuando hace lo humanamente posible por entender por qué hay productos en un supermercado fuera de su ubicación natural.
Ha sido la compra más extraordinaria que he hecho jamás. Después, Sara Pluscuamperfecta me guiñó un ojo y me dijo (como si supiera perfectamente lo que había pasado): Tus pepinillos lo dicen todo. Ya sabes, la compra es el espejo del alma.
PD.: Crónica inspirada en la foto (la hice el viernes a las 19:21) y en el reportaje de Juan José Millás sobre Alfredo Pérez Rubalcaba (El País, 27/06/2010).
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No me quedé reflexionando sobre el hecho, no me dio tiempo. Descubrí al autor y corrí tras él intentando no llamar mucho la atención. No pude fotografiarle, pero le vi sembrando un CD de Enya en un tiesto sin tierra. Al final, una señora le frenó en seco y sin querer con un carrito a mitad de camino entre los guisantes y el menaje de la selección española. Me hice pasar por el jefe de seguridad y le saqué donde nadie de seguridad real pudiera pillarnos. Antes, había aparcado mi carrito (ocupado sólo por un par de pepinillos y varios anacardos Ruiseñor).
Ya fuera, le confesé quién era y mis intenciones de conocer el porqué de sus actos. Él confesó también: Me llamo Inocente Peculiar y me dedico a sacar cosas de su contexto. Y después observar lo que ocurre. Y lo que ocurre es que un agente externo a sus experimentos como yo, ha entrado en su contexto. De este modo me he convertido en otro calzoncillo abandonado en una sección de incertidumbre. Eres el primero. Y contigo, demuestro mi principio, El principio de flexibilidad Peculiar, que consiste en que: Todo consumidor es transformado en ser humano cuando hace lo humanamente posible por entender por qué hay productos en un supermercado fuera de su ubicación natural.
Ha sido la compra más extraordinaria que he hecho jamás. Después, Sara Pluscuamperfecta me guiñó un ojo y me dijo (como si supiera perfectamente lo que había pasado): Tus pepinillos lo dicen todo. Ya sabes, la compra es el espejo del alma.
PD.: Crónica inspirada en la foto (la hice el viernes a las 19:21) y en el reportaje de Juan José Millás sobre Alfredo Pérez Rubalcaba (El País, 27/06/2010).
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Comentarios
Entrañable viaje fuera de contexto el que me he marcado. Gracias!.
Tengo cierta tendencia a mirar lo que la gente compra, me ha gustado eso de "la compra es el espejo del alma."