Ir al contenido principal

AL VACÍO SE LLEGA POR PETENERAS

Había amenazado con tirarse por el barranco de Peteneras cuando llegase el momento; un acantilado popular por el que suelen arrojarse malos momentos y rencores pop. No es el nombre de un grupo de música, sino los colectivos más frecuentes al borde del precipicio. Los demás observábamos. No era la primera vez que Rosalino Voz mostraba este tipo de comportamiento, así que sin llegar a hacernos los locos, mantuvimos cierta frialdad-distancia ante sus ¿firmes? intenciones.

Tras la primera amenaza decidí asomarme al barranco, a ver qué había de abismal en todo aquello. Pero no vi nada, aunque sí escuché algo. Rosalino Voz me observaba con atención desde atrás. Me había seguido. ¿Crees que estoy loco, no? No, Rosialino, sólo quiero entender por qué por Peteneras. Es muy fácil de entender: por su arte. ¡Qué arte! Si aquí los rencores pop caen por su propio peso y los malos momentos más de lo mismo. Pues eso. No te entiendo. No hace falta. Sí, sí hace falta. Tú mismo.

Me agaché a coger una piedra con forma de matiz y me encontré con un detalle: Rosalino había desaparecido y en su lugar flotaba en el aire la piedra que él había recogido un año antes del suelo. Tenía música tallada: Por el favor de una mujer no me quedó otra que enloquecer, es el amor que no recibía... Por el rencor de una mujer no me quedó más que aborrecer el rumor que nos unía... Más yo no tengo que crecer, porque sus brazos me redimían...

Hoy leo en alguna otra piedra el siguiente titular: "Rosalino se va por Peteneras". No hay más, pero los que somos de Villa Injusta sabemos lo ocurrido. Me arranco por abismos.

Salud!

Comentarios

Juana ha dicho que…
Parece un abismo, pero no lo es, cuando das el primer paso .... hay otro mundo por descubrir ......
Cris ha dicho que…
Abismal relato!
copifate ha dicho que…
Misterioso, sutil, sugerente, muy flamenco. No conocía ese palo. Arrancarse por abismos, toda una propuesta, muy afghana.
Anónimo ha dicho que…
no sé qué esconde el abismo, pero me parece maravilloso agacharse a recoger un matiz y encontrarse un detalle. isa

Por cierto, yo había oído que para el rencor, aunque sea pop, lo mejor son los anacardos, no?.
LuisGV ha dicho que…
Yo una vez ví anacardos, pero suenan bastante mal. Sobre todo los que no están bien afinados...

...quizás al borde del obáspato (también llamado peterebismo) hubiera algún buen afinador de anacardos. No sé. Desde luego no son fáciles de encontrar.

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co