Dicen que un mago nunca revela sus trucos... Pero como yo no lo soy, puedo contar la siguiente historia. Muchos ya sabéis de sobra quién es Casimiro. Ese personaje, piedra angular de Mistervértigo, con una vida intensa e inquietante que un día decidió desconectar de la realidad y caminar por las calles -tan aseado como en su primera cita- hablando solo. Ese personaje que un día murió y resucitó a los pocos meses.
Ese personaje que, como el 99% de los que pululan por este blog, es ficción, pero que tiene cara y un pie en la vida real. Se asea como el mejor de los Casimiros y se pega unas charlas él solo de alucinar. La historia es que volvía a casa un día cualquiera y este señor, en el que basé a Casimiro, estaba sentado en un banco frente a mi portal... en mitad de uno de sus monólogos. Creo que hablaba de Decretos Ley y mendrugos de pan mal mal interpretados...
Miraba al suelo, no parecía que se fuera a levantar de ahí, de pronto, a medida que me acerco, levanta la cabeza y me clava la mirada... Sigue a lo suyo, no cambia el discurso, pero me mira como si me conociera, a los ojos, como si supiera cada palabra que le he dedicado en este blog... como si guardara cierto resentimiento. Ojalá hubiera podido capturar ese instante en vídeo o en foto... Inquietante no, lo siguiente. Aún se me pone la piel de gallina al recordarlo. Una mirada así no se olvida nunca. Vacía, pero llena, ida pero cuerda, con rencor pero llena de calma.
Y ahora mismo, no sé qué hacer. Salud!
*Casimiro se parece mucho a Boris Karloff
Ese personaje que, como el 99% de los que pululan por este blog, es ficción, pero que tiene cara y un pie en la vida real. Se asea como el mejor de los Casimiros y se pega unas charlas él solo de alucinar. La historia es que volvía a casa un día cualquiera y este señor, en el que basé a Casimiro, estaba sentado en un banco frente a mi portal... en mitad de uno de sus monólogos. Creo que hablaba de Decretos Ley y mendrugos de pan mal mal interpretados...
Miraba al suelo, no parecía que se fuera a levantar de ahí, de pronto, a medida que me acerco, levanta la cabeza y me clava la mirada... Sigue a lo suyo, no cambia el discurso, pero me mira como si me conociera, a los ojos, como si supiera cada palabra que le he dedicado en este blog... como si guardara cierto resentimiento. Ojalá hubiera podido capturar ese instante en vídeo o en foto... Inquietante no, lo siguiente. Aún se me pone la piel de gallina al recordarlo. Una mirada así no se olvida nunca. Vacía, pero llena, ida pero cuerda, con rencor pero llena de calma.
Y ahora mismo, no sé qué hacer. Salud!
*Casimiro se parece mucho a Boris Karloff
Comentarios
Subraya esta frase y habla de ello con tu compañero de pupitre.
Bravo!
-que no es lo siguiente sino lo anterior-). Tu mirada, sin embargo, está viva y es capaz de hacer vivir a todos sus Decretos y todos sus Mendrugos. Te recomiendo una relectura rápida (es un decir) del "Mundo de Sofía".