Ir al contenido principal

EUFEMISMOS SEVEROS

Julipa Duero Portal es negro y le han diagnosticado un eufemismo severo. Lo tiene desde que nació, pero no lo ha desarrollado hasta entrados los veintimuchos. Cuando era pequeño hacía las cosas por su nombre, comía avispas en vez de mocos y comía avispas, no eran travesuras de niños, no, comía avispas... La adolescencia estuvo marcada por la bragueta bajada. Lo llaman hombros de cartero... pues no hacía falta crear un término para él, porque lo que le ocurría era simple: se le bajaba la bragueta espontáneamente incluso con pantalones de botones.

Sus compañeros de clase apelaron a la creatividad y le pusieron su primer "nick": el bragueta.

Y ahora, con veintitantos el eufemismo severo le está machacando, porque ya nada lleva nombre propio. Julipa Duero Portal se había acostumbrado a escuchar la verdad de un modo desagradable; vamos, al cinismo. Y ahora todo está revestido de buenas palabras. De hecho, ya no le llaman el negro, sino el afro. Ha dejado de ser un obrero maricón en paro, para concertirse en un trabajador gay de la construcción en un periodo difícil. Julipa lo lleva mal, pero prefiere ir de mal en peor, que pensar en daños colaterales.

Salud!

*Sí, es una foto en negro.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Al principio pensé que eufemismo severo era un emperador romano. Luego ya me di cuenta que no y ahora ya se lo que es: no hay tratamiento, ni de Ud. ni de tu. Es intratable, irritante, engreido, jactancioso. No tiene cura, como yo, que he apostatado a tiempo. No pertenezco a esa secta regida por esos señores con faldas y gorritos puntiagudos (ver portada del PAÍS de hoy domingo, el día del señor)
Firmado: Juliano
Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
¿Porque no le dejarán ser lo que quiera? ¿No hay tratamiento para el eufemismo severo? Porque creo que no solo lo padece el si no que va para pandemia
Anónimo ha dicho que…
Tus historias no son sólo inspiradas, está claro que también son inspiradoras (qué maravilla el comentario de Juliano). Siempre me encuentro con recovecos por los que nunca antes había pasado.

Anónima en periodo difícil
La Zapateta ha dicho que…
Mucho Anónimo en este post... Anónimo significa sin nombre, pero como esto va de eufemismos, podríais llamaros timidillos-as, perezosos-as. Por cierto, desearía que las anónimas no se camuflasen bajo anónimos, y así por lo menos dejar ver su "seso" como decía mi profesor de bilogía al explicarnos los diversos aparatos reproductivos. Otro apunte: mi hija un día me llamo persona oscura, ante el asombro de mi marido y el mío propio. Nos dimos cuenta al rato de que me estaba gastando una broma, ya que en su cole - San Eufemio Perraco - parece que a los negros les llaman oscuros...
Gordipé ha dicho que…
Si está en paro... a lo mejor podría ganarse la vida como intérprete en ruedas de prensa. Más de uno agradeceríamos traducción simultánea eufemismosevero/castellano. Eres grande, ¿sabes?

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...