Ir al contenido principal

EN QUÉ MUNDO VIVIMOS

Por Fabio Carabeo

No es una queja
... añeja, para nada. Ni una pregunta retórica. Es uno de esos interrogantes a los que te sometes al darte cuenta de que tienes una pata en tierra firme, un brazo en el trabajo (es decir, más o menos la mitad de los días laborables) y el pie derecho, por ejemplo, pisando los mundos de Internet... Y la respuesta es sencilla, sin miedo a pecar de dispersión involuntaria, puedo contestar que en todos, o al menos algunos vivimos en varios o más.

¿Cuándo sabes que eres un friki, o que te has hecho/convertido al catolicismo freak sin ser consciente? Lo sabes cuando en una reunión de viejos amigos, por ejemplo, hablas naturalmente de la conversación que has mantenido con tal o pascual a través de facebook; o de los enlaces tan cojonudos que has pillado de otros twitteros; o de la nueva aplicación para mejorar tu blog; o del post que tienes en mente; o de la entrevista que has hecho a un blogger tal... y te miran con cara de "¿De qué me está hablando el marciano éste?".

Dicen que el neurótico construye castillos en el aire, el sicótico los habita, el psicoanalista cobra el alquiler... y yo añado: el friki lo convierte en un gadget, le hace una foto y comparte el enlace.

Nadie se convierte en algo que no quiere, evidentemente. A no ser que sea coaccionado, o gilipollas... Este caso parte de una toma de conciencia acerca de un cambio que viene fraguándose desde hace años... Y que en mitad de un instante despiertas y caes en ello en toda su dimensión. Lo mejor es que igual que se arranca un ordenador, se puede desconectar. Lo mismo con el móvil. Lo mismo con tu mundo cotidiano. Y al final siempre puedes situarte en el contexto en el que arranca el post. El vino y la amistad se encarga de hacer el resto.

PD.: Ya huele a vacaciones.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Una vez más la poesía se manifiesta. La reflexión, la ironía, la duda, la crítica, el humor.
Cambia el vehículo, pero solo hay un viaje que merezca la pena.
Bien Dani!
Fdo: un seguidor
Juana ha dicho que…
¡Ostras! que creo que soy friki, y ..... no me había dado cuenta, con lo despistada que soy, no me extraña.

¡Guau! Vacaciones.
Anónimo ha dicho que…
¿en qué parte del castillo estaremos los que comentamos lo que el friki convierte en foto y en enlace compartido?
Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
Yo soy muy friki, ya lo dije hace tiempo en mi blog. He jugado años a rol, tengo dos blogs (e ideas para al menos dos más), los tapacubos delanteros y traseros de mi saxo no coinciden,colecciono dados y folletos de exposiciones, salgo y bebo Bayleys, sin embargo no me gusta ni el ron ni el whisky... ¿sigo? Pero lo llevo a gala. Sin embargo tengo una compañera de trabajo que toma infusiones raras y se apunta a cursos de bailes cervantinos y dice que eso es muy normal. Todos somos un poco frikis, pero no todos lo asumimos

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...