
El abeconejo es uno de esos seres que necesita toda tu atención, te ataca, sí, pero con conocimiento de causa, te mira a los ojos, no ignora a su víctima... La respeta y fagocita con ella mientras la devora. Digamos que mata por cariño. Bueno, o por simpatía.
Sin embargo, la mosca trufera, es más jodía'. Ataca por lo bajo, por la espalda, por donde sea, menos por la cara; porque aunque parezca que va de frente, es falso, su artillería pesada la lanza por detrás. El que va de frente de verdad, no necesita atacar, porque ha dialogado antes o te ha matado directamente...
La mosca trufera es peligrosa, presume de transparencia; el incauto se relaja y cuando menos se lo espera se encuentra -no el clásico puñal por la espalda- con cientos de microalfileres clavados debajo de las uñas (pies y manos) llenos de veneno. No te lleva al precipicio, su maestría retorcida hace que el incauto se arroje, bien por potenciar su desesperación latente o bien porque le ha convencido de que es el mejor camino. En definitiva, mata por envidia, por el 'culo veo culo quiero' no resuelto en la adolescencia.
Remedios:
Contra el abejonejo hay una merlemada especial que incita a recapacitar. Sin ella estamos perdidos, sólo se puede intentar ofrecerla un kiwi de Jabugo... su manjar favorito. Y como decía, el bostezo puede darte unos minutos de vida, e incluso ahuyentarla definitivamente.
Para la mosca trufera hay más remedios. Aunque es más dañina, apuntando, abriendo bien la mano y realizando el mismo movimiento que una bofetada (de las de a tiempo)... este bicho recibe tal impacto que se va al hoyo directamente. Y si al mismo tiempo que recibe el golpe gritas "gilipollas" impides su resurrección.
Salud!
Comentarios
P.D: espero que amplíes esta enciclopedia de animales urbanos (y no tan urbanos).
Muy bueno. Ya pasé por aquí, pero perdí el enlace por una torpeza. Te enlazo ya mismo :)