Ir al contenido principal

QUIASMO AVISA: ¡GILIPOLLAS!

Mi amigo Rodrigo Quiasmo acaba de volver de Japón y me ha traido un detector de gilipollas muy fácil de usar: lo conectas (pinchas en "on") y en un radio de 20 metros no se escapa ni uno... porque siempre hay alguno, no nos engañemos. Cuando hice la primera prueba, en un café con unas 15 personas alrededor, no sonó el "chivato" y ya me vi devolviendo en nipón el gadget a su fábrica...

...Pero insistí, entonces lo orienté hacia unos y otros (también funciona así, focalizando). Y nada, al final opté por apuntarme a mí. De hecho, esa mañana me había levantado diciéndome lo gilipollas que soy... Acerté. El aparatito se puso a pitar como un poseso... E incluso oí a alguien que mascullaba: ¡qué hace el gilipollas ese!

En las instrucciones venía un apartado en el que explicaba: "Siempre hay alguna ocasión en la que todos somos gilipollas". Que al igual que el alcoholímetro personal te avisa de cómo estás en ese momento, "este detector contribuye a la autorregulación". Esta mañana, por ejemplo, no me ha pitado.

La pregunta. ¿Por qué Rodrigo me regala este juguete? La respuesta está en su apellido Quiasmo... Así que pensé: Cuando trato de hacerme el tonto no lo logro y a veces sin querer me convierto en un solemne capullo.

PD.: Soy de los pocos que tienen este aparato, toda la atención está puesta en la Gripe A. ¿Y ahora qué: aviso uno por uno de que son gilipollas o esperamos a que se den cuenta y tomen sus propias medidas?

Comentarios

Juana ha dicho que…
Pues no se yo jajajaja entre el miedo y la gilipollez, andamos así así ........ y me incluyo, por supuesto.
Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
Si es un gilipollas crónico no merece la pena andar avisando, porque te dirá que eres tú el gilipollas. Por otro lado cuidado donde llevas el aparatito o podría volverse loco a pitar, porque hay veces que te puedes encontrar completamenre rodeado de gilipollas, y si permaneces ahí, uno mismo acaba pitando también.
Anónimo ha dicho que…
Vaya! te lo cambio por mi GENERADOR DE DUDAS de bolsillo; a mi me lo trajeron de un viaje de novios Juanjo Duda Plana y Araceli Remota EStupidez.
No se si los conoes ya, se que andan buscando tu blog, pero la duda les asalta en cada esquina quitandoles la poca calderilla de certeza que les queda, y ahora deben andar despistaos...es era un poco gilipollas...tal vez lo detectes en cualquier momento...avisame!.
Un saludo
Me encanta tu blog, enhorabuena, eres un genio
La Zapateta ha dicho que…
Mientras leo el post se me ha puesto a pitar la foto. He tenido que quitar el volumen del ordenador, pues hago que trabajo mientras leo y no quería llamar la atención. Sin embargo, con todo esto me he sentido gilipollas, que a lo mejor lo soy, pero, ¿cómo es sentirse gilipollas cuando uno ya lo es? La respuesta es Más Aún. Bravo, de nuevo, por esa inyección de genialidad cotidiana.
Anónimo ha dicho que…
Se autorregula usted muy bien. Jejeje. muy original, me he reido mucho. ese aparato es demasiada responsabilidad: destruyelo. Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
muy bueno el gilipollómetro ese, aunque espero que distinga entre ser y estar gilipollas, que eso de que señale a uno mismo no me gusta nada. isa

P.D: ¿para cuándo el pesadómetro?
copifate ha dicho que…
¿Sirve también para detectar poyabobas?
Dirty Clothes ha dicho que…
¿Dónde se puede conseguir ese chisme? Mejor no avises a nadie, si son gilipollas lo único que harás será meterte en problemas...

Pasaba por aqui desde el concurso 20blogs... un saludo¡¡¡
Deprisa ha dicho que…
Este aparato va triunfar, ya verás. Seguro que lo incluyen en la siguiente generación de iphone xDDDD

Entradas populares de este blog

DESASOSIEGO ASPIRADO

No estamos en el Distrito 9 ni ante Terminators ni nada que se le parezca... sí, son aspiradoras. Llevaba con la mía más de 8 años cuando, por un fallo irreparable, me he visto en la obligación de renovar maquinaria absorbente . Así que me he metido en la sección de electrodomésticos de una gran superficie y me he encontrado con esto. ¡Joder, que estas máquinas me están mirando con cara de mala hostia! El mundo de los gadgets ha llegado, para quedarse, al territorio de los electrodomésticos. Impresionante experiencia. Para superar el choque me he ido corriendo al departamento de la tranquilidad , como de costumbre, la charcutería se convierte en mi salvavidas. De vuelta , finalmente me he llevado la más normal. No es ninguna de las que aparecen en imagen. He preferido dejarla reposar en el anonimato... Cuando la he enseñado su nuevo hogar, paradójicamente ha suspirado. Salud!

Twitter y lo que pasa...

Aún recuerdo cuando - allá por 2008 - salíamos a la calle, micro en mano, a preguntar a la gente: ¿Sabes qué es Twitter? Las caras eran un poema y las respuestas , una colección surrealista de posibilidades. Un sujetador, un bar... y sobre todo un "no sé" con risotada adjunta... Ahora, no hay informativo que se resista a su poder, ni país al intento de censura (en vano). Seguramente ésta ha sido una de las semanas más intensas en cuanto a información online al segundo se refiere. A saber, la Ley Sinde y sus movimientos, Álex de la Iglesia y sus acercamientos al 'pueblo de Internet' ; Túnez , Egipto , Jordania y ahora Yemen se remueven por dentro... Los ciudadanos, gracias a las redes sociales entre otras cosas, saben que viven bajo arresto, y no pueden más. Así que empezaremos el programa por nuestro Intérnate de la semana . Es decir, lo más movido de la Red y lo que viene; y en este particular destacamos un documental sobre el periodista 'mágnum' Enrique Me...

El Cerrojo

Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina.