Fuera de sí mismo, Manuel Laureado Estrecho, entró en el bar de su amigo Jonás Avestruz. Dos días después salió haciendo el pino con una mano, sacudiéndose la cabeza con la otra para sacar -a través de la oreja derecha- las malas ideas que llevaba acumulando desde abril de 2003. Muchos años y demasiada mala hostia perpetrada entre hemisferios e hipotálamos. ¿Qué pasó en esos dos días?
María Nadie (socia de alguien), Matías Grec (experto en algo), Fenicia Ciruela (por alguien conocida) y Julepe Freeman (cuarto y mitad, mitad) sostienen la siguiente teoría: Jonás le dio a probar su cóctel Flexible; después, dado el grado de exaltación que portaba Manuel, quiso ponerse a su nivel y se metió otro mejunje especial para propios, el especial de la casa llamado Troncal extenso (una bomba eufórica). En algún punto se encontraron pasadas las horas... muchas.
En ese espacio común se entendieron hasta llegar a ponerse mutuamente de vuelta y media. Sin salir de la teoría, socios, expertos, julepes y conocidos, coinciden en lo principal, esto es, que ambos estaban más fuera que dentro de sí mismos. Y eso fue lo que más tiempo, cóctels, sudores y palabras les llevó solucionar. Jonás se desprendió de sus acumulaciones destructivas dentro del bar, pero Manuel tuvo que recurrir a la técnica de efectuar el pino para sacarlo todo.
María Nadie (socia de alguien), Matías Grec (experto en algo), Fenicia Ciruela (por alguien conocida) y Julepe Freeman (cuarto y mitad, mitad) sostienen la siguiente teoría: Jonás le dio a probar su cóctel Flexible; después, dado el grado de exaltación que portaba Manuel, quiso ponerse a su nivel y se metió otro mejunje especial para propios, el especial de la casa llamado Troncal extenso (una bomba eufórica). En algún punto se encontraron pasadas las horas... muchas.
En ese espacio común se entendieron hasta llegar a ponerse mutuamente de vuelta y media. Sin salir de la teoría, socios, expertos, julepes y conocidos, coinciden en lo principal, esto es, que ambos estaban más fuera que dentro de sí mismos. Y eso fue lo que más tiempo, cóctels, sudores y palabras les llevó solucionar. Jonás se desprendió de sus acumulaciones destructivas dentro del bar, pero Manuel tuvo que recurrir a la técnica de efectuar el pino para sacarlo todo.
El bar sigue con su vida. Los demás también.
¡Salud!
Comentarios
Bueno, pues brindaré siguiendo los consejos del nuevo míster.
En fin, que si se ven, o no se ven, vuelvan a ponerse allí. O a no ponerse. Gracias.