Ir al contenido principal

Programa 161: Muchas redes, una foto

Apenas lleva un año, como dice ella con acento ‘granaíno’, “Echando fotos”. Comenzó jugueteando con Flickr y su compacta… y en poco tiempo, con inquietud y su no parar, “de puntillas” se coló entre las más vistas y seguidas de nuestra blogosfera. Hace ‘dos días’ fuimos testigos en el EBE de su premio al mejor fotoblog (Bitácoras.com). Es Cristina Granados, una fotobloguera de 22 años, criada en el seno del Pito doble, impulsada en el mundo ‘Flickr Granada’ y emancipada gracias al empujón de DraXus… Vamos, toda una nativa digital.


El programa número 161 tuvo también hueco para las redes sociales, especializadas en este caso. En concreto hablamos de Dooplan (ocio y tiempo libre) y Vavel.com (para futboler@s de pura cepa).

En el Intérnate: National Geographic convoca un concurso internacional que reúne a muchos de los mejores fotógrafos del mundo; los teleñecos tienen su propio canal en Youtube; en este sentido, en Rtve.es quieren que te des un baño de nostalgia así que han creado un macroportal sobre La Bola de Cristal; y como estamos al borde de puente y vacaciones… unos consejos de la Practicopedia para conducir con lluvia, nieve y lo que se tercie en esta temporada otoño- invierno.

Y en Tú Ruedas, con motivo de El día mundial del Sida, la ONG Madrid Positivo nos recuerda que es tan importante el uso del preservativo como hacerse la prueba del VIH…
Salud!

Comentarios

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co