
No se comprometieron y no volvieron a verse. Ayer se volvieron a encontrar y quedaron en cenar. Ella le ofreció una carta única. Y él, encantado accedió. Ninguno de los dos sabía por qué no volvieron a verse en meses. Pero estaban emocionados por comerse mutuamente con especias. La cena ha dejado la relación en una incógnita que sólo el tiempo pondrá en su sitio. Claudia no sabe cómo digerir lo suyo, pero cada vez que cocina vislumbra su receta.
Tomaso, con la digestión bien hecha, tiene asuntos pendientes. Pero los dos coinciden en una cosa: cuando están juntos ambos mastican más despacio y no devoran... sencillamente degustan. El postre está por venir, aunque ella domina las bombas de chocolate. No tienen prisa. Ahora comparten piso e inquietudes. La última cena ha sido la primera de muchas comidas que les va a llevar a descubrir miles de recetas... donde ellos son el plato único.
Comentarios
Felicidades, no dejas de sorprendernos.
Me ha encantado.
En cuanto a la pregunta de Pedro, sólo puedo decirte de momento la catarsis diaria me pide blog, ni novela ni relatos. Pero muy agradecido por lo que me toca.
Salud!
Me encanta. ¿Me la prestas?
Salud!
Pero me parece que en esta relación al menos una de las dos partes no tiene claros los objetivos o las implicaciones, y eso suele llevar a problemas y daños colaterales.
¡NO A LA NOVELA!